
Jesus Facing Herod
The mere facts of miracles attributed to Jesus' name was sufficient for King Herod to fear him, as in this painting "Christ Before Herod" by Nikolaus Knüpfer. (Wikimedia Commons Public Domain Photo).
July 11, 2021 – 7th Sunday after Pentecost
2 Samuel 6:1-5, 12b-19; Ephesians 1:3-14; Mark 6:14-29
I would guess many of you have heard the name Charles Ponzi. His name will probably forever be associated with the financial fraud scheme he elevated to a way of life. Ponzi offered investors a 50 percent return on their money in 45 days and a 100 percent return in 90 days. Although it seemed too good to be true, the money poured in. Ponzi used money from new investors to pay prior investors and fund his lavish lifestyle. By the time his fraud was discovered, investors had lost 20 million dollars and five banks had failed. Ponzi spent 3 years in prison, was later deported to Italy, and died penniless in 1949 at the age of 66.
One of our Biblical Proverbs says, “a good name—a good reputation – is worth much more than silver and gold” (Proverbs 22:1). A good name is more valuable than riches, because it can’t be bought with money. It has to be earned moment by moment, day by day, decision by decision.
What’s in a name? In centuries past, a person’s name was very important indeed, and even today, a person’s name carries a lot of meaning. My late husband arrived to a convention social hour in St. Louis where a group of folks were discussing a person named ‘Thomas L. Smith’ (not their real name) — and not in a good way. He stood and listened for several minutes before someone asked who he was. And his reply: my name is Thomas L. Smith.
King Solomon said, “A good name is better than fine perfume” (Ecclesiastes 7:1). In the ancient world, they would often use very rare oils and sweet-smelling perfumes on special occasions – not every day, like we use cologne or after-shave today. Solomon wants us to understand that even as precious and expensive as those items were, their value didn’t compare to a good name. You can put on perfume or aftershave and you’ll smell good for a short time; a good name is lasting. It stays with you wherever you go, in every setting in life.
Have you ever googled your name? If you’re like most people, you may not have positive, relevant content on the first page of the search results. Even Google co-founder Pete Kistler used to be mistaken for a drug dealer. And search a common name like mine, and you’ll find another Rev. Dr. Jacqueline Thompson who is also a UMC Elder!
This week’s scripture speaks of Jesus’ name becoming known—even King Herod had heard. The first-century disciples were proclaiming repentance, casting out demons, anointing with oil and curing the sick in Jesus’ name. Notice Scripture doesn’t say that Herod knew those disciples’ names; rather scripture says Herod heard what the disciples were doing and Jesus' name became well known. Their ministry wasn’t about them; it was about Jesus. Their ministry was being done in Jesus’ name. Jesus’ mission was now their mission; the disciples were sharing the good news: the One who brings heaven to earth is as close as your hand.
For the faithful, living in a particular way may bless with us with a good name. More important, Friends, putting God first and following Jesus’ teaching will make Jesus’ good name known. For all we do, is to be done in Jesus’ name. We are blessed with our good name through adoption as God’s children through Jesus Christ (Ephesians 1:5). And we live lives that honor and give glory to the One whose name is majestic, whose name is good, and whose name is known.
Just as King David blessed the people in the name of the Lord (2 Samuel 6:18), we have been blessed to bless others through our ministry offered in the name of the Lord and through the power of the Holy Spirit. We are the ones sent out in Jesus’ name with hands ready to make this world heaven on earth. Our call is to continue the mission begun in Jesus Christ to change a world of hurt and pain into a world of love, of justice, and of peace (paraphrase of anonymous words translated by Jorge Maldonado, The Faith We Sing #2184).
The Rev. Dr. Jacqueline Thompson is an ordained Elder in the Iowa Conference and is pastor to Des Moines St. John’s UMC and Des Moines Burns UMC—the oldest historically black congregation (founded 1866) in Iowa.
Memorándum para los que predican
11 julio, 2021 – Séptimo domingo después de Pentecostés
2 Samuel 6:1-5, 12b-19; Efesios 1:3-14; Marcos 6:14-29
Por la Rvda. Dra. Jacqueline Thompson djacquelinethompson@gmail.com
Un Buen Nombre
Adivinaría que muchos de Uds. han oído el nombre Charles Ponzi. Su nombre probablemente será asociado con la argucia de fraude financiero que él elevó a un manera de vida. Ponzi ofreció a inversores una ganancia de 50 porciento en 45 días y una ganancia de 100 porciento en 90 días. Aunque parecía demasiado bueno para ser verdad, el dinero llegaba a raudales. Ponzi usó el dinero de nuevos inversores para pagar a inversores anteriores y para financiar sus estilo de vida lujoso. Para cuando su fraude fue descubierto, inversores habían perdido 20 millones de dólares y cinco bancos habían fallado. Ponzi pasó 3 años en prisión, más tarde fue deportado a Italia, y murió sin un peso en 1949 a la edad de 66 años.
Unos de nuestros proverbios de la Biblia dice, “Más vale el buen nombre que las muchas riquezas, y la buena fama vale más que la plata y el oro” (Proverbios 22:1). Un buen nombre vale más que las riquezas porque no se puede comprarlo con dinero. Hay que ganarlo momento por momento, día por día, decisión por decisión.
¿Qué hay en un buen nombre? En siglos pasados, el nombre de una persona era de verdad muy importante, y aún hoy, el nombre de una persona lleva mucho significado. Mi esposo difunto llegó a la hora social de una convención en San Luis donde un grupo de personas hablaban de una persona nombrado ‘Thomas L. Smith’ (no es el nombre verdadero) – y no hablaban de él en una buena manera. Mi esposo escuchó por unos minutos antes que alguien le preguntó quién era. Y su respuesta: mi nombre es Thomas L. Smith. [No lo era.]
El Rey Salomón dice, “Mejor es la buena fama que el buen perfume” (Eclesiastés 7:1). En el mundo anciano, frecuentemente usaban aceites raros y perfumes de olor agradable en ocasiones especiales – no todos los días, como nosotros usamos colonia o aftershave hoy. Salomón quiere que comprendamos que aún tan preciosos y caros eran esas cosas, su valor no tenía comparación a un bueno nombre. Se puede aplicar perfume o aftershave y tendrá un buen olor por un tiempo corto; un buen nombre dura. Queda con la persona dondequiera que vaya, en cada escena de la vida.
¿Ha googleado su nombre jamás? Si Ud. es como la mayoría de personas, es posible que no tenga contenido positivo ni pertinente en la primera página de los resultados. Aún el cofundador de Google, Pete Kistler, era equivocado por un traficante de drogas. Y si googlea un nombre común como el mío y ¡encontrará a otra Rvda. Dra. Jacqueline Thompson quien también es presbítero de la Iglesia Metodista Unida!
La lectura para esta semana habla del nombre de Jesús haciéndose conocido – aún el Rey Herodes había oído. Los discípulos del primer siglo proclamaban arrepentimiento, expulsando demonios, ungiendo con aceite y sanando a los enfermos en el nombre de Jesús. Note que las escrituras no dicen que Herodes sabía los nombre de los discípulos; en vez de eso las escrituras dicen que Herodes oyó lo que hacían los discípulos y el nombre de Jesús era bien conocido. Su ministerio no trataba de ellos mismos; trataba de Jesús. Sus ministerio fue hecho en el nombre de Jesús. La misión de Jesús era la misión de ellos ahora; los discípulos compartían las buenas nuevas: Él que trae el cielo a la tierra está tan cerca como la mano.
Para los fieles, es posible que el vivir en una manera particular pueda bendecirnos con un buen nombre. Más importante, amigos y amigas, el poner a Dios primero y el seguir las enseñanzas de Jesús harán que el buen nombre de Jesús sea conocido. Porque todo lo que hacemos ha de ser hecho en el nombre de Jesús. Somos bendecidos con nuestro buen nombre porque hemos sido adoptados como hijos de Dios mediante Jesucristo (Efesios 1:5). Y vivimos vidas que honran y dan gloria a Él cuyo nombre es majestuoso, cuyo nombre es bueno, y cuyo nombre es conocido.
Tal como el Rey David bendijo a la gente en el nombre del Señor (2 Samuel 6:18), nosotros también hemos sido bendecidos para bendecir a otros mediante nuestro ministerio ofrecido en el nombre del Señor y mediante el poder del Espíritu Santo. Nosotros somos los que son enviados en el nombre de Jesús con manos listas para hacer este mundo cielo en la tierra. Nuestro llamado es continuar la misión comenzada en Jesucristo para cambiar un mundo de dolor en un mundo de amor, de justicias, y de paz (una paráfrasis de las palabras anónimas traducidas por Jorge Maldonado en The Faith We Sing #2184).
La Rvda. Dra. Jacqueline Thompson es prebítero ordenado en la Conferencia de Iowa y es pastora a la iglesia metodista unida de St. John’s en Des Moines y a la iglesia metodista unida de Burns en Des Moines – la congregación históricamente negra más vieja (fundada en 1866) en Iowa.