Moses Teaser
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October 25, 2020 — 21st Sunday after Pentecost
Deuteronomy 34:1-12
Moses looked out at the land promised by God to the descendants of Abraham, to Isaac, and to Jacob. Moses looked out at this land after journeying 14,600 days with the Hebrew people. 14,600 days across a desert landscape. 14,600 days with herds of goats and sheep, cattle and donkeys. 14,600 days with a people grumbling, and complaining and wondering "are we there yet?"
14,600 days. For you bean counters, this is another way of spelling out 40 years. I would dare say this wasn’t Moses’ plan when he was living a life of privilege in Pharoah’s court. Kind of like those of us who hadn’t planned on spending the better part of 2020 wearing pajama bottoms and becoming experts in Zoom Video conferencing. In the providence of God, Moses had been raised in Pharoah’s court with all its benefits. Moses was trained to be a ruler or, at bare minimum, assist those of the ruling class. However, whatever youthful dreams Moses might have fostered as he lived in Egyptian luxury were ended when Moses witnessed an enslaved Israelite being beaten by a overseer. Moses attacked the overseer and killed him. Perhaps that wasn’t Moses intention; perhaps his indignation got of control as he responded to the injustice of it. No matter. Moses would become a fugitive and find himself settling into the life of a shepherd until having a life-altering experience: Moses saw a bush.
And not only did Moses see a bush—a bush with a flame of fire, a bush that was not burned up (Ex 3:3)—Moses did not turn away. Moses went toward the bush and in doing so, Moses would lead the children of Israel to the land promised by God to the descendants of Abraham, Isaac and Jacob. Across a desert. For 14,600 days.
I imagine some of you could calculate this pandemic in terms of days—or even hours or minutes—while most of us are weary just counting it in months. Perhaps like Moses, this wasn’t your dream, and it was not part of the mission and ministry plan you submitted at your 2019 charge conference. Yet here we are. Wandering across an unknown landscape. Many of us still mourning deserted sanctuaries. And all of us wondering ‘are we there yet?’
Moses and the children of Israel would experience an in-between time of 14,600 days trekking from enslavement in Egypt to freedom in land promised by God to the descendants of Abraham, Isaac and Jacob. We find ourselves in between of the way things are—as move from what was before COVID to what will be post-COVID. And what the Israelites would learn is that the in between time is not done alone. God was with them. And Friends, God is with us. That is what the faithful always find. At our best, we believe there is One who not only understands the journey, there is One who is with us where we are and promises that the in between time is not here to stay.
Like Moses’ encounter with the bush that burns and burns, our lives can be influenced by glimpsed moments. Elizabeth Barrett Browning said, “Earth’s crammed with heaven / And every common bush afire with God” (Aurora Lee). Browning experienced her own in-between time when at the age of 15, she injured her spine in a fall. This was followed by her brother’s death that led her to isolate even more until she came to spend most of her time in a darkened room. Yet in her isolation, she wrote poetry and letters and her writing found its way to the poet Robert Browning. Not only would they both make their mark as poets, Barrett Browning would become a vigorous social advocate opposing injustices in the practice of child labor and those suffered by countries controlled by other nations.
I believe there is something to be learned from the in-between time of Moses and the Israelites, and also that of Browning Barrett: look and see the common bush afire with God’s presence. Perhaps Tami, a nine-year old girl living with leukemia might offer us perspective:
Neither her parents nor her doctor ever fully spelled out for her what leukemia was all about, yet she knew something was wrong. She didn’t have energy and couldn’t do the things other kids her age could do. She once told a teacher she “wished she could have just one day when she didn’t feel sick.” After she died, her parents found this poem written in crayon and accompanied by one of her drawings:
Thank you Lord,
For letting me be alive today.
I like to try to help in many ways.
Thank you for my family.
We do live quite happily.
We always play together.
Oh, thank you for the sunshine weather.
It’s just wonderful to be alive.
Many of us waste more days than Tami had on this earth. We waste our in between days letting fear, disappointment, and frustrations keep us from seeing God, from counting our blessings, from remembering God is with us.
Scripture gives no indication of Moses looking back at those 14,600 days as being a waste. Rather Scripture says Moses moved out of the in-between time of exodus to look upon the promised land with unimpaired sight. Moses fought the fight, ran the race, and kept the faith. And I believe our in-between time of pandemic is an opportunity for us to do the same.
Friends, believe God has crammed earth full of heaven! Crammed! See the bush afire with God’s presence. Count your blessings. Wear your mask. And, in between, look for glimpses of heaven on earth.
The Rev. Dr. Jacqueline K. Thompson serves as pastor of Burns United Methodist Church in Des Moines, Iowa. This essay is republished with permission from the email resource, Memo for Those Who Preach.
Memorándum para los que predican
25 octubre, 2020 – Domingo 21 después de Pentecostés
Deuteronomio 34:1-12
El Tiempo en el Medio
Por Jacqueline Thompson
Moisés miró hacia la tierra prometida por Dios a los descendientes de Abraham, a Isaac, y a Jacob. Moisés miró hacia esta tierra después de viajar 14,600 días con el pueblo hebreo. 14,600 días tras un paisaje de desierto. 14,600 días con rebaños de cabras y ovejas, ganado y burros. 14,600 días con un pueblo murmurando, y quejando y preguntando “¿ya hemos llegado?”
14,600 días. Para Uds. que cuentan frijoles, esto es otra manera de indicar 40 años. Seguro que éste no fue el plan de Moisés cuando vivía una vida de privilegio en la corte del faraón. Es parecido a nosotros que no habíamos planeado en pasar la mejor parte de 2020 llevando pijamas y haciéndonos expertos en hacer conferencias de video Zoom. En la providencia de Dios, Moisés había sido criado en la corte del faraón con todas sus ventajas. Moisés fue enseñado a ser gobernante, o al mínimo, a ayudar a los de la clase gobernante. Sin embargo, no importan los sueños que tenía el joven Moisés como vivía en el lujo de Egipto – estos sueños terminaron cuando Moisés vio a un esclavo israelita golpeado por un supervisor. Moisés atacó al supervisor y lo mató. Quizás eso no fue la intención de Moisés; quizás su indignación tomó control como él respondió a la injusticia. No importa. Moisés se haría un fugitivo y se encontraría acomodándose a la vida de un pastor hasta tener un experiencia que cambiaría su vida: Moisés vio una zarza.
Y no solamente vio Moisés una zarza – una zarza con una llama de fuego, una zarza que no consumió (Éx. 3:3) – Moisés no lo ignoró. Moisés se acercó a la zarza y en hacer esto, Moisés conduciría a los hijos de Israel a la tierra prometida por Dios a los descendientes de Abraham, Isaac, y Jacob. Tras un desierto. Durante 14,600 días. Me imagino que algunos de Uds. podrían calcular esta pandemia en términos de días – o aún horas o minutos – mientras que la mayoría de nosotros estamos agotados de contarlo en meses. Quizás como Moisés, éste no era tu sueño, y no era parte del plan de ministerio y misión que entregó su iglesia para la conferencia de carga de 2019. Todavía aquí estamos. Peregrinando tras una paisaje desconocido. Muchos de nosotros todavía estamos lamentando santuarios abandonados. Y todos nosotros estamos preguntándonos “¿ya hemos llegado?”
Moisés y los hijos de Israel experimentaban un tiempo en el medio de 14,600 días peregrinando de esclavitud en Egipto a libertad en la tierra prometida por Dios a los descendientes de Abraham, Isaac, y Jacob. Nos encontramos en el medio de cómo son las cosas – como nos movemos de lo que era antes de COVID a lo que será después de COVID. Y lo que aprendieron los israelitas es que el tiempo en el medio no es hecho sólo. Dios estaba con ellos. Y Amigos, Dios está con nosotros. Eso es lo que los fieles siempre encuentran. A nuestro mejor, creemos que es Uno quien no solamente comprende la peregrinación, hay Uno quien está con nosotros y promete que el tiempo en el medio no está aquí para siempre.
Como el encuentro de Moisés con la zarza que quema y quema, nuestras vidas pueden ser influidas por momentos entrevistos. Elizabeth Barrett Browning dijo, “La tierra es apiñada con el cielo/ Y cada zarza común en llamas con Dios” (Aurora Lee). Browning experimentó su propio tiempo en el medio cuando a la edad de 15 años, lastimó su columna en una caída. Esto fue seguido por la muerte de su hermano que le causó aislarse aún más hasta que llegó a pasar la mayoría de su tiempo en una salón oscuro. Pero en aislamiento, escribió poesía y cartas y sus obras llegaron al poeta Robert Browning. No solamente hicieron una marca como poetas, Barrett Browning se hizo una fuerte defensora social oponiendo injusticias en la práctica del trabajo infantil y las que sufrieron países controlados por otras naciones.
Creo que hay algo que podemos aprender del tiempo en el medio de Moisés y los israelitas, y también de Browning Barrett: mira y ve la zarza común en llamas con la presencia de Dios. Quizás Tami, una niña de 9 años viviendo con leucemia puede ofrecernos perspectiva:
Ni sus padres ni sus médico jamás le explicó completamente a ella lo que significó la leucemia, pero ella sabía que algo no estaba bien. No tenía energía y no podía hacer las cosas que otros niños de su edad podían hacer. Una vez le dijo a una maestra que “deseaba que pudiera tener solamente un día cuando no sentía enferma.” Después de que murió, sus padres encontraron este poema escrito en crayón y acompañado por uno de sus dibujos:
Gracias, Dios,
Por permitirme estar viva hoy.
Me gusta tratar de ayudar en muchas maneras.
Gracias por mi familia.
Sí que vivimos muy alegremente.
Siempre jugamos juntos.
O, gracias por el tiempo con la luz del sol.
Simplemente es maravilloso estar viva.
Muchos de nosotros malgastamos más días que Tami tuvo en esta tierra. Malgastamos nuestros días en el medio permitiendo que temor, desilusión, y frustraciones prohíban que veamos a Dios, que contemos nuestras bendiciones, que recordemos que Dios estás con nosotros.
Las escrituras no dan una indicación que Moisés recordó estos 14,600 días como desperdicio. En vez de eso, las escrituras dicen que Moisés salió del tiempo en el medio del éxodo para mira la tierra prometida con vistazo perfecto. Moisés luchó la lucha, corrió la carrera, y guardó la fe. Y yo creo que nuestro tiempo en el medio de una pandemia es oportunidad para que nosotros hagamos lo mismo.
Amigo, ¡crean que Dios ha apiñado la tierra lleno del cielo! ¡Apiñado! Vean la zarza ardiendo con la presencia de Dios. Cuenten sus bendiciones. Lleven su máscara. Y, en el medio, busquen vistazos del cielo en la tierra.