Jan. 24, 2021 3rd Sunday after Epiphany
Jonah 3:1-5, 10 (and beyond); Mark1:14-20 (readings also include Psalm 62:5-12/UMH 787 and 1 Corinthians 7:29-31)
Can you believe it? How fishy does Jonah’s story sound to you? He is runaway, who becomes an evangelist, and is a successful one at that.
You remember how the story goes. When Jonah finally accepts his assignment and goes to Nineveh and tells the people what God has plans to do because of their evil ways, they clean the wax out of their ears and listen to God’s warning that Jonah delivers. Immediately, they believed and repented. The king even declared a fast and he led by example. He put on sack cloth avoided eating supper and his bed time snack and sat in the dust bunnies.
Before we go further, we need to understand that the Hebrew word for fast means abstain and implies mourning and repentance. For a dose of reality, have you ever tried putting sackcloth on chickens, wooly sheep, goats, and for non-Jewish folks, pigs? Though I have never tried it, coming from the farm, I believe it would not be an easy task. Remember, the king did say animals were included in the sack-cloth dress. Now, what evangelist wouldn’t go down on their knees and praise the Lord for the people’s response and God’s grace, compassion, and mercy.
All smiles aside, Jonah’s focus of attention was not on his evangelistic efforts, but on his disappointment that the sinful Ninevites did not receive what he thought they deserved. I suppose that has never happened to you or, for that matter, to me. Has it? Have you ever wondered why good things happen to bad people? (1) In our story, the reckless, self-serving, ruthless, powerful people did not go on living like there was no tomorrow. God sent a reluctant, but quite successful evangelist, Jonah, to deliver a message of doom. The king did not hear what Jonah had to say or see him as he passed through the streets delivering his message; instead, he was told what Jonah was saying, and, he too, believed. His declaration of action reminds us of one who repents, turns, and walks in another direction that does not lead to destruction, but leads one into a right relationship with God.
The main feature of our story is not really Jonah’s preaching, people repenting, or the animals and the people wearing sack cloth. While all of these are very necessary ingredients of the story, they are not the main focus. No, the main point of the story is God’s compassion.
Walter Brueggemann writes, “How people respond to God matters and affects how God responds to people. When people repent, God repents.”(2) See Jonah3:10 or Jer.18:8, 26:3 for some OT examples.
Just as Jonah’s message to the Ninevites was short and open-ended, Jesus’ message, as found in Mark’s Gospel, is short and summarizes Jesus’ preaching ministry,”… repent and believe the Good News.” Mark's pointed view of Jesus’ preaching repentance and having faith also reveals the language of the church. Jesus’ call to early disciples and to all people, now as it was then, requires no specific preparation, or necessity of declaration. As God’s compassion and grace was there waiting to be given to the Ninevites, it is here for us today!
1) See Harold Kushner’s book When Bad Things Happen to Good People; Anchor (Reprint edition 2004) for an in-depth discussion.
2) Walter Brueggemann, quoted in God in The Fray: A Tribute to Walter Brueggemann (Tod Linafelt and Timothy K. Beal, editors); Fortress Press (1998).
M. Wayne Clark is a retired elder in the Iowa Annual Conference and author. His most recent book is “A Boy on the Farm: A Nostalgic Novel” (Fruitbearer Publishing, LLC).
“Algo Sospechoso Perteneciendo a los Pescados”
Memorándum para los que predican
24 enero, 2021 – Tercer domingo después de la Epifanía
Jonás 3:1-5, 10 (y más allá); Marcos 1:14-20; (otras incluyen Salmos 62:5-12 y 1 Corintios 7:29-31)
Por el Rvdo. M. Wayne Clark
¿Puede creerlo? ¿Cuán sospechoso le parece a Ud. la historia de Jonás? Él es fugitivo que se convierte en evangelizador, y uno con mucho éxito también.
Ya recuerda Ud. cómo progresa la historia. Cuando Jonás por fin acepta su tarea y va a Nínive y proclama a la gente lo que Dios tiene planes para hacer a causa de sus acciones malas, sacan el cerumen de sus oídos y escuchan la advertencia de Dios que Jonás entrega. Inmediatamente, creyeron y se arrepintieron. El rey aún declaró un ayuno y él dio el ejemplo. Se puso ropas ásperas, no comió ni la cena ni su comida antes de acostarse, y se sentó entre las pelusas.
Antes de progresar más, necesitamos comprender que la palabra hebrea para el ayuno significa abstenerse e implica luto y arrepentimiento. Para una dosis de la realidad, ¿ha tratado jamás de poner ropas ásperas en pollos, ovejas lanudas, cabras, y para los gentiles, cerdos? Aunque yo jamás lo he intentado, viniendo de una granja, creo que no sería nada fácil. Recuerde, el rey sí incluyó a los animales en llevar las ropas ásperas. Ahora, ¿qué evangelizador no se arrodillaría y alabaría al Señor para la respuesta de la gente y la gracia, la compasión, y la misericordia de Dios?
Bromas aparte, el enfoque de la atención de Jonás no eran sus esfuerzos evangélicos, sino su desilusión que los pecadores de Nínive no recibieron lo que él creía que merecían. Supongo que eso jamás le ha ocurrido a Ud., o es más, me ha ocurrido a mí. ¿Le ha ocurrido? ¿Jamás se ha preguntado por qué buenas cosas ocurren a malas personas? (1) En nuestra historia la gente imprudente, egoísta, despiadada, y poderosa no siguen viviendo como si no habría una mañana. Dios les envió un evangelizador reluctante pero exitoso, Jonás, para que pudiera entregar un mensaje de destrucción. El rey no oyó lo que proclamó Jonás ni lo vio como pasó por las calles proclamando su mensaje; en vez de eso, fue informado acerca de lo que decía Jonás, y él también creyó. Su declaración de acción nos acuerda de uno que se arrepienta, se vuelve, y camina en otra dirección que no le conduce a la destrucción, sino le guía hacia una relación justa con Dios.
La cosa principal de nuestra historia verdaderamente no es la prédica de Jonás, ni el arrepentimiento de la gente, ni los animales y la gente que llevaban ropas ásperas. Mientra que todas éstas son ingredientes necesarios, no son el enfoque principal. No, el punto principal es la compasión de Dios.
Walter Brueggemann escribe, “Cómo responden personas a Dios importa y afecta cómo Dios responde a las personas. Cuando personas se arrepienten, Dios se arrepiente.” (2) Vea Jonás 3:10 o Jeremías 18:8, 26:3 para unos ejemplos en el Antiguo Testamento.
Tal como el mensaje de Jonás a los residentes de Nínive era corto y con final abierto, el mensaje de Jesús, como se encuentra en el Evangelio de Marcos, es corto y resume el ministerio de la prédica de Jesús, “arrepiéntanse y crean las Buenas Nuevas.” La vista puntiaguda de Marcos sobre la prédica de Jesús sobre el arrepentimiento y el tener fe también revela el lenguaje de la iglesia. El llamado de Jesús a los primeros discípulos y a todas personas, ahora como entonces, no requiere preparación específica, ni la necesidad de una declaración. ¡Como la compasión y la gracia de Dios estaban allí esperando ser dadas a los Nínive, está aquí para nosotros hoy!
1) Vea el libro de Harold Kushner Cuando Malas Cosas Ocurren a Buenas Personas [When Bad Things Happen to Good People; Anchor (Reprint edition 2004) para una discusión profunda.
2) Walter Brueggemann, citado en Dios en la Lucha: Tributo a Walter Brueggemann [God in the Fray: A Tribute to Walter Bruggemann] (Tod Linafelt y Timothy K. Beal, editores); Fortress Press (1998).
M. Wayne Clark es prebítero jubilado en la Conferencia Anual de Iowa y es autor. Su últimno libro es “Un Niño en la Granja: Una Novela Nostálgica” [“A Boy on the Farm: A Nostalgic Novel’] (Fruitbearer Publishing, LLC).