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Sept. 1, 2024 15th Sunday after Pentecost
Mark 7:1-8,14-15,21-23
Having been raised on a farm, when we came in the house after doing evening chores and washed up, I never thought of it as being a ceremonial act. I just knew if I didn’t use a good dose of soap, warm water, and elbow grease, my mom would usually say, “Go back into the bathroom and wash your hands again young man and make sure they are clean this time!” I believe my mom used a much shorter version of what the Pharisee had in mind except her intentions had nothing to do with purity of heart and Christ-like action. Actually, most Pharisees probably focused less on the true religion that James talks about regarding looking after the poor and widows in their distress and to keep oneself from being polluted by the world and “paid more attention to legalism as a way to justify him/herself before God in order that he/she may be able ultimately to maintain a claim against God.”[1]
The strict rules, ritual, and actual practice of the Pharisees in the name of religious beliefs was their way of separating from the false values of the larger society. When some Pharisees and Scribes came to see Jesus and asked why His followers were not following the tradition of the elders, Jesus calls them hypocrites and accuses them ,” You honor me with your lips, but your hearts are far from me.” The writer of Mark believed the state of the heart was central to his understanding of ethics and obedience to God. Mark lifts up Jesus’ words as his concern regarding the excessive number of regulations about purification and legalism which molds the whole life of an individual. Jesus’ quote from Isaiah sets divine law in opposition to human ordinances. Jesus’ words and actions demonstrate His reaction to a legal understanding of the chief commandments. Mark highlights the absurdity of Jewish legalism and Jesus’ victory over it.
What about us? Where do we run afoul of taking and acting on Jesus’ words? Where do our fine and eloquent words vacate our actions? Fine words without fine performances are hypocritical. The word hypocrite that Jesus uses is similar to the Greek word meaning "an actor." The person, who acts the part, “which is a version of himself is a liar,”[2] is a hypocrite. This is a sin Jesus unsparingly condemns, “and, what about us? The Sioux believed the longest journey one can take is from the head to the heart.”[3] It’s possible the minds and hearts of most Pharisees and Scribes were miles apart. What about us? How far is the journey between your mind and your heart?
[1] Eduard Schweizer, The Good News According to Mark,( c. 1970) p.147.
[2] William Barclay, The Mind of Jesus , ( Harper and Row, New York, New York, c.1960) p.128.
[3] Matthew Kelly, I Heard God Laugh, ( Blue Sparrow, North Palm Beach, Florida. 2020)
The Rev. M. Wayne Clark is a retired clergy member of the Iowa Annual Conference of The United Methodist Church.
¿Qué pasa con nosotros?
Memorándum para los que predican
1 septiembre, 2024 – Domingo 15 después de Pentecostés
Marcos 7:1-8, 14-15, 21-23
Por M. Wayne Clark
Traducción por Paul I. Burrow
Habiendo criado en una granja, cuando entramos en la casa después de hacer las tareas de la tarde y lavarnos, jamás pensé que era una acción ceremonial. Simplemente sabía si no usaba una buena dosis de jabón, agua tibia, y esfuerzo, mi mamá normalmente diría, “¡Vuélvete al baño y lavarte las manos otra vez, niño y asegúrate que sean limpias esta vez!” Creo que mi mamá usaba una versión mucho más corta de lo que el Fariseo tenía en la mente excepto que sus intenciones no tenían nada que hacer con la puridad del corazón y acciones semejantes a las de Cristo. De verdad, la mayoría de los fariseos probablemente se enfocaron menos en la religión verdadera acerca de la cual Santiago habla sobre cuidando a los pobres y a las viudas en su aflicción y absteniéndose de ser contaminados por el mundo y “pusieron más atención al legalismo como una manera de justificarse ante Dios para que últimamente pudiera mantener una reclamación contra Dios.”1
Las estrictas reglas, el ritual, y la práctica actual de los Fariseos en el nombre de las creencias religiosas eran su manera de separarse de los valores falsos de la sociedad más grande. Cuando algunos Fariseos y los Escribas vinieron a ver a Jesús y preguntaron por qué sus seguidores no seguían las tradiciones de los ancianos, Jesús los llama hipócritas y los acusa, “Este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí.” El escritor de Marcos creía que el estado del corazón era central a su entendimiento de ética y obediencia a Dios. Marcos enfatiza las palabras de Jesús como su preocupación sobre el número excesivo de reglas acerca e purificación y legalismo que forma toda la vida de un individuo. La citación de Isaías que Jesús usa pone la ley divina en contra de las ordenanzas humanas. Las palabras y las acciones de Jesús demuestran su reacción a un entendimiento legal de los mandamientos más importantes. Marcos recalca la absurdidad del legalismo judaico y la victoria de Jesús sobre ese legalismo.
¿Que pasa con nosotros? ¿Dónde entramos en conflicto de tomar y actuar en las palabras de Jesús? ¿Dónde dejan vacante nuestras palabras buenas y elocuentes a nuestras acciones? Buenas palabras sin buenos desempeños son hipócritas. La palabra hipócrita que Jesús usa es semejante a la palabra griega que significa ‘un actor.’ La persona, que actúa la parte, “que es una versión de sí mismo es mentiroso,”2 es hipócrita. Éste es un pecado que Jesús condena incansablemente, “y, ¿qué con nosotros? Los Sioux creían que el viaje más largo que se puede hacer es de la cabeza al corazón.”3 Es posible que las mentes y los corazones de la mayoría y los Escriba fueran separados por millas. ¿Qué pasa con nosotros? ¿Cuán lejos es el viaje entre tu mente y tu corazón?
1Eduard Schweizer, Las Buenas Nuevas Según Marcos [The Good News According to Mark], (c. 1970) p. 147.
2William Barclay, La Mente de Jesús [The Mind of Jesus], (Harper and Row, New York, New York, c. 1960) p. 128.
3Matthew Kelley, Oí Reír a Dios [I Heard God Laugh], (Blue Sparrow, North Palm Beach, Florida, 2020).
El reverendo M. Wayne Clark es un clérigo jubilado de la Conferencia Anual de la Iglesia Metodista Unida de Iowa.