Wonderful Words of Life
Leer la versión en español después del inglés
December 24, 2021 Christmas Eve/Christmas Day 2021
Isaiah 9:2-7, Luke 2:1-20
God speaks. Her name was Mabel and her question simple. I picture her clear blue ancient and kind eyes as she asks, “Why don’t we ever sing ‘Wonderful Words of Life’”? No reason. Easily corrected. The word of God provides us with wonderful words of life; and the people are hungry to hear them in all their simplicity and profundity. Indeed, the rugged simplicity of Jesus and his birth ground us, accompanies in our darkest hours, reminds us that God knows the life we live because God lived it, knows hardships endured, because God experienced and endures it. Knows meekness and humility because God took on flesh and claims it. Declares there is light, hope, understanding and tenderness even in the darkest, loneliest, most difficult times because God is born. And this is good news of great joy for ALL.
In this time, in this Christmas worship hour, may we give those who gather the opportunity to set aside all other distractions and ground ourselves once again in the old, new story of Jesus and God’s birth.
Hear the wonderful words of life:
“The people who walked in darkness have seen a great light; those who lived in a land of deep darkness – on them light has shined. For a child has been born for us, a son given to us; authority rests upon his shoulders; and he is named Wonderful Counselor, Mighty God, Everlasting Father, Prince of Peace.” (Isaiah 9:2, 6 NRSV)
“In that region there were shepherds living in the fields, keeping watch over their flock by night. Then an angel of the Lord stood before them, and the glory of the Lord shone around them, and they were terrified. But the angel said to them, “Do not be afraid; for see – I am bringing you good news of great joy for all the people: to you is born this day in the city of David a Savior, who is the Messiah, the Lord. This will be a sign for you: you will find a child wrapped in bands of cloth and lying in a manger. And suddenly there was with the angel a multitude of the heavenly host, praising God and saying ‘Glory to God in the highest heaven, and on earth peace among those whom he favors!’” (Luke 2:8-14 NRSV)
Yes. Let the people hear:
God is light! Let the light of the Christmas traditions, from the star of Bethlehem to the lights on a tree, inspire us to perceive and celebrate the sparks of God’s grace all around. May God in all mercy, grant us eyes to see, wisdom to see how God is still with us, caring, guiding and inspiring us. When receiving Christmas greetings from family and friends far and near, may we receive and share them as sparks of this Divine connection.
God is song! We honor this moment with the sacred sounds of the season. With glorious celebration and commemoration, we hear again of how on a quiet night in Bethlehem God tore open the heavens and came down here. God’s own self, born on earth in humble circumstances to mingle and teach, to share the journey, to suffer and laugh, to grow up and fulfill the ancient prophesies: the Messiah, the Lord, is born!
God is surprises! Jesus, wrapped in weakness and humble cloth brings all power and glory and honor to high and mighty, meek and lowly: to any and all wo seek God the door is open wide and the invitation boundless. Mary, too young, too humble, too single yet chosen to bear God in flesh. Joseph, too confused, also too single, yet faithful enough to raise the child of mysterious, heavenly beginnings. Shepherds, too dirty, too low on the rung of any social ladder to matter to most, too alone in the fields yet chosen to first receive the tidings of great joy, to go to Bethlehem to see the thing that had been declared to them, to bear witness to the birth (and perhaps help Mary, as they would know about how to tend a birth from their years of shepherding).
So, preacher. Give yourself permission to keep this Christmas message’s profundity wrapped in its simplicity. After all, it’s how God arrives. And those are some wonderful words of life.
Judy Wadding is retired ordained clergy of the Iowa Conference living in central Iowa. Author of For Such a Time as This, a Book of Prayers. Wife, mom, grandma, nature enthusiast, justice advocate.
Palabras Maravillosas de la Vida
Memorándum para los que predican
24 diciembre, 2021 – Nochebuena/Navidad 2021
Isaías 9:2-7; Lucas 2:1-20
Traducción de Paul I. Burrow
Dios habla. Su nombre era Mabel y su pregunta fue simple. Veo sus ojos azules, claros, y viejos como habla, “¿Por qué no cantamos jamás “¡Oh! Cantadmelas otra vez”? No había razón y yo podía corregir esto fácilmente. La palabra de Dios nos provee palabras maravillosas de la vida; y la gente tiene hambre oírlas en toda su simplicidad y profundidad. De verdad, la simplicidad robusta de Jesús y de su nacimiento nos fundamentan, nos acompaña en nuestras hora más difíciles, nos acuerdan que Dios conoce la vida que vivimos porque Dios la vivió, conoce las adversidades con que nos hemos enfrentado, porque Dios lo experimenta y lo supera. Conoce mansedumbre y humildad porque Dios se hizo carne y la guarda por sí mismo. Declara que hay luz, esperanza, comprensión y ternura aún en los momentos más oscuros, más solitarios, y más difíciles porque Dios es nacido. Y estas son buenas nuevas de gran gozo para TODOS.
En este tiempo, en esta hora de culto esta Navidad, que les demos a los que se reúnan la oportunidad de dejar a un lado todas las otras distracciones y nos fundamentemos una vez más en la historia antigua y a la vez nueva de Jesús y el nacimiento de Dios.
Oigan las palabras maravillosas de la vida:
“El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; a los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos. Porque un niño nos ha nacido, hijo nos ha sido dado, y el principado sobre su hombro. Se llamará su nombre ‘Admirable consejero’, ‘Dios fuerte’, ‘Padre eterno’, ‘Príncipe de paz’” (Isaías 9:2, 6 RVR95).
“Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. Y se les presentó un ángel del Señor y la gloria del Señor los rodeó de resplandor, y tuvieron gran temor. Pero el ángel les dijo: ‘No temáis, porque yo os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor. Esto os servirá de señal: hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre.’ Repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios y decían: ‘¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!’” (Lucas 2:8-14 RVR95).
Que sí. Que oigan la gente:
¡Dios es luz! Que nos inspire la luz de las tradiciones navideñas, de la estrella de Belén a las luces en un árbol, que percibamos y celebremos las chispas de la gracia de Dios que nos rodea. Que Dios en toda su misericordia, nos dé ojos para que veamos, sabiduría para que veamos cómo Dios todavía está con nosotros, cuidándonos, guiándonos, e inspirándonos. Cuando recibamos saludos de la Navidad de familia y amigos cerca y lejos, que los recibamos y que los compartamos como chispas de esta conexión divina.
¡Dios es canción! Honramos este momento con los sonidos sagrados de la estación. Con celebración gloriosa y conmemoración, oímos una vez más cómo en una noche callada en Belén Dios rasgó los cielos y vino abajo hasta aquí. Dios mismo, nacido en la tierra en circunstancias humildes para mezclarse y enseñar, para compartir el camino, para sufrir y reír, para crecer y cumplir las profecías antiguas: ¡el Mesías, el Señor, es nacido!
¡Dios es sorpresas! Jesús, envuelto en debilidad y tela humana trae todo el poder y gloria y honor a los agrandados, y a los humildes; a todos que buscan a Dios la puerta es abierta de par en par y la invitación es ilimitada. María, demasiado joven, demasiado soltera, pero escogida llevar Dios en la carne. José, demasiado confundido, también demasiado soltero, pero bastante fiel para criar al hijo de comienzos misteriosos y celestiales. Pastores, demasiado sucios, demasiado bajos en el peldaño del cualquier escalón social para tener importancia a la mayoría, demasiado solitarios en el campo pero escogidos para ser los primeros en recibir las nuevas de gran gozo, en ir a Belén para ver la cosa que les había sido manifestado, para testificar acerca del nacimiento (y quizás ayudar a María, porque ellos sabrían cuidar a un recién nacido a causa de sus años cuidando a las ovejas).
Así que predicador/a – Dése permiso de guardar la profundidad del mensaje de esta Navidad envuelta en su simplicidad. Pues, es cómo llega Dios. Y ésas son palabras maravillosas de la vida.
Judy Wadding es clérigo ordenado de la Conferencia Anual de Iowa viviendo en la parte central de Iowa. Autora de Para esta hora, un Libro de Oraciones. Esposa, madre, abuela, entusiasta de la naturaleza, defensora de la justicia.