Loaves and fishes
In Matthew 14:16, Jesus instructs the disciples to take what food is available and distribute it to the hungry crowd gathered to hear him preach. (Axel Fassio/CIFOR Photo courtesy of UM & Global)
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August 6, 2023 – 10th Sunday after Pentecost
Matthew 14:13-21
13 Now when Jesus heard this, he withdrew from there in a boat to a deserted place by himself. But when the crowds heard it, they followed him on foot from the towns. 14 When he went ashore, he saw a great crowd, and he had compassion for them and cured their sick. 15 When it was evening, the disciples came to him and said, “This is a deserted place, and the hour is now late; send the crowds away so that they may go into the villages and buy food for themselves.” 16 Jesus said to them, “They need not go away; you give them something to eat.” 17 They replied, “We have nothing here but five loaves and two fish.” 18 And he said, “Bring them here to me.” 19 Then he ordered the crowds to sit down on the grass. Taking the five loaves and the two fish, he looked up to heaven and blessed and broke the loaves and gave them to the disciples, and the disciples gave them to the crowds. 20 And all ate and were filled, and they took up what was left over of the broken pieces, twelve baskets full. 21 And those who ate were about five thousand men, besides women and children.
Hunger is a common and daily experience. We all need to feed ourselves in order to live. Hunger is also a symbol used in many cultures to express any vital need that might be deeper than physical food.
In the passage from the Gospel it all begins with the desperate search of the people. They are hungry for salvation and they come to Jesus. He takes pity on them because his whole heart is filled with mercy and the love of God. The care that Jesus feels for the needy people is the first lesson for the disciples. They, at least, are attentive to the crowd and realize what they need; but they can’t imagine the response that Jesus will give them: “You give them something to eat.”
To be a follower of Jesus has never been easy, but now Jesus is asking too much. Can the disciples, with their very few pieces of bread and fish, feed such a multitude? Can we as Christians, with such little support from the world, solve the issue of hunger for God (and hunger for food!) that humanity suffers from?
The surprising response of the Gospel is that we can. No by our own merits, of course, but based in Jesus, trusting in him. Jesus receives all that the disciples have and multiplies it so that it will reach everyone. Only the total love of Jesus is the response to the inner hunger of humanity. Jesus places in our hands that bread that is the Gospel, which is he himself, so that we can share him, so that we can invite all to come to his banquet and so that we can see his miracles in our lives.
The question is – are we willing to follow the command of Jesus? “You give them something to eat.” The disciples obeyed him and I believe that that is our mission today to share the Word of God, to feed each person that experiences spiritual hunger and physical hunger, and above all compassion for others showing the love of Jesus for each person without excluding anyone – taking into account ment, women, and children – for the Lord Jesus Christ made us all. Amen.
Rosa María Rodríguez is a licensed local pastor in the Iowa Annual Conference.
“Hambre de Dios y la compasión de Jesús”
Memorándum para los que predican
6 agosto, 2023 – Décimo domingo después de Pentecostés
Mateo 14:13-21
Por Rosa Maria Rodriguez
Traducción por Paul Burrow
13 Oyéndolo Jesús, se apartó de allí en una barca a un lugar desierto y apartado; y cuando la gente lo oyó, le siguió a pie desde las ciudades. 14 Y saliendo Jesús, vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, y sanó a los que de ellos estaban enfermos. 15 Cuando anochecía, se acercaron a él sus discípulos, diciendo: El lugar es desierto, y la hora ya pasada; despide a la multitud, para que vayan por las aldeas y compren de comer. 16 Jesús les dijo: No tienen necesidad de irse; dadles vosotros de comer. 17 Y ellos dijeron: No tenemos aquí sino cinco panes y dos peces. 18 Él les dijo: Traédmelos acá.19 Entonces mandó a la gente recostarse sobre la hierba; y tomando los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo, y partió y dio los panes a los discípulos, y los discípulos a la multitud. 20 Y comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que sobró de los pedazos, doce cestas llenas. 21 Y los que comieron fueron como cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.
El hambre es una experiencia común y cotidiana. Todos necesitamos alimentarnos para vivir. El hambre es también un símbolo utilizado en muchas culturas para expresar cualquier necesidad vital más profunda que el alimento físico. En el pasaje del evangelio todo comienza con la búsqueda desesperada de la gente. Tienen hambre de salvación y acuden a Jesús. Él se compadece de ellos porque todo su corazón es misericordia y amor de Dios. El cariño que Jesús siente por la gente necesitada es la primera lección para los discípulos. Ellos, al menos, están atentos a la muchedumbre y se dan cuenta de lo que necesitan, pero no pueden imaginar la respuesta que Jesús les dará: «Dadles vosotros de comer».
Ser seguidor de Jesús nunca ha sido fácil, pero ahora Jesús está pidiendo demasiado. ¿Pueden los discípulos, con sus poquísimos panes y peces, dar de comer a la multitud? ¿Podemos los cristianos, con nuestra pequeña aportación al mundo, resolver el hambre de Dios (¡y de alimentos!) que sufre la humanidad? La respuesta sorprendente del evangelio es que sí. No por nuestros propios méritos, claro, sino basados en Jesús, confiando en él. Jesús recibe todo lo que sus discípulos tienen y lo multiplica de forma que alcanza a todos. Solo el amor total de Jesús es la respuesta al hambre interior de la humanidad. Jesús pone en nuestras manos ese panque es el Evangelio, que es él mismo, para que nosotros lo repartamos, para que invitemos a todos a venir a su banquete y podamos ver sus milagros en nuestras vidas.
La pregunta es ¿estamos dispuestos a seguir el mandato de Jesús? «Dadles vosotros de comer». Los discípulos le obedecieron y creo que esa es nuestra misión hoy en día repartir la Palabra de Dios, darle de comer a toda persona que tiene hambre espiritual y hambre física, y sobre todo tener compasión por los demás mostrando y el amor de Jesús a toda persona sin excluir a nadie tomando en cuenta a hombres, mujeres y niños como lo hizo nuestros Señor Jesucristo. Amen.