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6th Sunday after Pentecost: Amos 8:1-12; Psalm 52; Col. 1:15-28; Luke 10:38-42
After reading Luke’s account of Jesus visiting Martha and Mary’s home, have you ever wondered what came next? Without a word, maybe Martha did turn around and went to the task of preparing the meal. Maybe she told a servant to make up some sandwiches, forget the four-course meal idea, and then, maybe, she sat herself down by Mary and listened, with her sister, to Jesus’ teachings.
Listen. Listening. Listened. All are necessary in opening our hearts and minds to serving God and allowing our actions to actually show we have received the message.
“Listen Amos,” God says and Amos did.
Listening to Jesus, Mary reveals she has chosen wisely.
Having listened to the Word, what happened to those who
- had trampled the needy, abused and closed the door to refugees;
- had overpriced the grain, mixing in refuse so that it weighed more;
- dealt in selling men into hard labor, or young boys and girls or women into slave trafficking.
Did they repent of their sins? Did they have the opportunity to turn, and follow Jesus seeking in all ways to serve Him by serving others?
Having listened to Jesus’ teachings, people whose hearts had been hardened, necks stiffened, or who were just plain stubborn had the opportunity to cast it all aside. They could trample callousness into the ground as they turned to Jesus and like brother Paul, “…forgot what was behind and strained toward what lies ahead….’’
How is this possible? How is it done? As in Jesus and Paul’s day, people today have found the answer. Simply put, as Jesus told Martha, it is found in “choosing the one thing ... pressing on toward the goal…” that is found in Christ Jesus. ( Luke 10:42, Philippians 3:13-14)
When you quiet your mind and listen to the Word, you will find that listening opens your heart and you offer yourself by serving others in the name of Jesus. Because you have listened, you will find that by choosing the one thing that really matters, you will see the world and all of God’s children differently.
The Rev. M. Wayne Clark is a retired clergy member of the Iowa Annual Conference.
Memorándum para los que predican
17 julio, 2022 – Sexto domingo después de Pentecostés
Amós 8:1-12; Salmos 52; Colosenses 1:15-28; Lucas 10:38-42
Escuchen
Después de leer la cuenta de la visita de Jesús a la casa de Marta y María, ¿te has preguntado qué ocurrió después? Sin palabra, quizás Marta sí se volvió y fue a la tarea de preparar la comida. Quizás le dijo a un sirviente que haga unos sándwiches, que se olvide de la idea de tener un comida de cuatro platos, y entonces quizás ella misma se sentó al lado de María y escuchó, junto con su hermana, las enseñanzas de Jesús.
Escuchar. Escuchando. Escuchado. Todos son necesarios en abrir nuestros corazones y nuestras mentes para que sirvan a Dios y para que nuestras acciones de verdad demuestren que hemos recibido el mensaje.
“Escucha, Amós,” dice Dios y Amos escucha.
Escuchando a Jesús, María revela que ella ha escogido sabiamente.
Habiendo escuchado la Palabra, los que han pisado a los necesitados, que han abusado a y que han cerrado la puerta a refugiados, los que han sobrevaluado el grano por mezclar basura para que pesara más, los que trataron en vender a hombres a trabajo forzado, los que han vendido a chicos y chicas o a mujeres para traficarlos – quizás se arrepintieron de sus pecados, tuvieron la oportunidad de cambiar, y seguir a Jesús buscando cada manera de servirle a él por servir a otros.
Habiendo escuchado las enseñanzas de Jesús, las personas cuyos corazones habían sido endurecidos, cuyos cuellos habían sido atiesados, o quienes simplemente eran testarudos tuvieron la oportunidad de dejarlo todo a un lado, y de pisar en la tierra la brutalidad como se volvieron a Jesús y como el hermano Pablo, “olvidando ciertamente lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.” (Lucas 10:42, Filipenses 3:13-14).
Cuando puedes calmar tu mente y escuchar la Palabra, descubrirás que el escuchar abre tu corazón y te ofrecerás a ti mismo por servir a otros en el nombre de Jesús. A causa de que has escuchado, descubrirás que por escoger la única cosa que sí importa, verás diferentemente al mundo y a todos de los hijos de Dios.
El Rvdo. M. Wayne Clark es un miembro del clero jubilado de la Conferencia Anual de Iowa.