Weeping Angel
Photo Courtesy of Frederick W. Schmidt
Leer en español después de la versión en inglés.
November 19, 2023 – 25th Sunday After Pentecost
Judges 4:1-7; Psalm 123; 1 Thessalonians 5:1-11; Matthew 25:14-30
In August my wife died and perhaps because of that I was drawn to Paul’s words in 1 Thessalonians about life and death. None of us knows when death will come. Yet, we do know that death is inevitable. There are times when death is a blessing. For someone who is terminally ill and whose quality of life has been exhausted – death can be welcomed. I’ve told many a parishioner that there are many things worse than death. However, most times death is seen as an enemy. Death brings sadness and pain. Often death brings a season of sadness, and perhaps a lifetime of grief. I have known individuals that never quite accept the finality that death brings. And, often, they live in fear of their own death, or the death of another loved one. But Paul tells us that we do not need to live in fear. In fact, we can live with confidence.
In the paragraph preceding the text for this Sunday, Paul tells us that we do “. . . not grieve as others do who have no hope” (1 Thess. 4:13b NRSV). Paul does not avoid the issue of death, but he wants his readers to know that even in the midst of death, we can and do hope. Hope is the foundation of our faith. And Paul does not want his readers to forget that the bedrock of all of their beliefs is the hope of salvation in Jesus Christ.
So, in chapter 5, Paul lays out his message of living with confidence (even in the face of death) by making three strong points. First, he says be prepared. Stay awake. Be ready for death’s sudden appearance (see 1 Thess. 5:6). But, how are we to be prepared? One way is to remember that we are a forgiven and a forgiving people. Remembering that we are forgiven means that we can live with confidence. At the same time, as we pray in the Lord’s Prayer, we must forgive in the same measure that we ask for forgiveness. Then, when death comes, we can face it with confidence. The Psalmist was correct in asking God: “Create in me a clean heart, O God, and put a new and right spirit within me” (Ps. 51:10 NRSV).
Second, Paul says that we can live with confidence because our salvation is a sure thing. Christ has prepared the way for us. He has prepared a place for us. So there is no reason to fear. Our salvation is not in doubt. When death comes, we can trust in God who has provided us with everything we need. Let us remember that we are baptized and that God has claimed each of us as God’s own. We have been given the gift of salvation and it will see us through all circumstances.
Finally, Paul says that we should help one another. This is what the church is all about. When problems arise, the church is there to help us through. When a death occurs, the church is there to provide support and solace. I don’t believe I ever appreciated how important funeral dinners are until I experienced the one for my wife. It gave me the opportunity to chat with friends, colleagues, and relatives – many of whom I had not seen in years. But the church allows us to live with confidence is many more ways. Regular worship keeps our batteries charged. Sharing prayer concerns allows us to share the burdens that are on our hearts. Working with others in mission projects multiplies our efforts many times over. Supporting homeless shelters, food pantries, clothing pantries, community gardens, etc. allows us to bring God’s love and grace to others in ways that we could not do on our own. So, as Paul ends his letter to the Thessalonians, he encourages them – and encourages us to live with confidence. But, we need not do this alone. “Therefore encourage one another and build up each other, as indeed you are doing” (1 Thess. 5:11 NRSV).
In life we will always have challenges. Death is a reality. Difficulties will always come. But, Paul tells us emphatically that we can live with confidence. We can do so if we are prepared and awake to what is happening around us. We can do so if we remember that God has claimed us as God’s own and our salvation is secure. And, we can do so by encouraging one another and building up each other; by reaching out to those in need; and by showing others what life with Christ is all about.
Paul I. Burrow is a retired elder in the Iowa Annual Conference currently serving the Medora and New Virginia United Methodist churches. He resides in Indianola.
Viviendo con Confianza
Memorándum para los que predican
19 noviembre, 2023 – Domingo 25 después de Pentecostés
Jueces 4:1-7; Salmos 123; 1 Tesalonicenses 5:1-11; Mateo 25:14-30
Por Paul I. Burrow (burrowpi@yahoo.com)
En agosto mi esposa murió y quizás a causa de eso me atrajeron las palabras de Pablo en 1 Tesalonicenses sobre la vida y la muerte. Ninguno de nosotros sabe cuando vendrá la muerte. Pero, sí sabemos que la muerte es inevitable. Hay veces cuando la muerte puede ser una bendición. Para alguien que es terminal o para la persona cuya calidad de la vida ha sido agotada, la muerte puede ser bienvenida. Más de una vez he dicho a alguien en mi parroquia que hay muchas cosas peores que la muerte. Pero, más frecuentemente, la muerte es vista como un enemigo. La muerte trae consigo tristeza y dolor. Muchas veces, la muerte trae una estación de tristeza, y tal vez una vida de lamentación. He conocido a individuos que jamás aceptan la finalidad que trae la muerte. Y, frecuentemente, viven con miedos de su propia muerte, o la muerte de otro de sus seres queridos. Pero, Pablo nos dice que no necesitamos vivir con miedos. De verdad, podemos vivir con confianza.
En el párrafo antes de nuestro texto para este domingo, Pablo nos dice: “Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza” (1 Tes. 4:13 RVR95). Pablo no evita la cuestión de la muerte, pero quiere que sus lectores sepan que aún el medio de la muerte, podemos esperar y de verdad sí esperamos. La esperanza es la fundación de nuestra fe. Y Pablo no quiere que sus lector se olviden que el fundamento de todas sus creencias es la esperanza de salvación en Jesucristo.
Así que, en capítulo 5, Pablo expone su mensaje de vivir con confianza (aún de cara a la muerte) por hacer tres puntos fuertes. Primer, dice sean preparados. Manténganse despiertos. Sean listos para la apariencia repentina de la muerte (véase 1 Tess. 5:6). Pero, ¿cómo hemos de ser preparados? Una manera es recordar que somos un pueblo perdonado y un pueblo que perdona. El recordar que somos perdonados significa que podemos vivir con confianza. Al mismo tiempo, como oramos en el Padrenuestro, tenemos que perdonar en la misma medida que pedimos perdón. Entonces, cuando venga la muerte, podemos enfrentarnos con ella con confianza. El Salmista tenía razón en pedirle a Dios: “¡Crea en mí, Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí!” (Salmos 51:10 RVR95).
Segundo, Pablo dice que podemos vivir con confianza porque nuestra salvación es una certeza. Cristo nos ha preparado el camino. Nos ha preparado un lugar. Así que, no hay razón para temer. Nuestra salvación no queda en dudas. Cuando venga la muerte, podemos confiar de Dios quien nos ha proveído todo que necesitamos. Que recordemos que somos bautizados que Dios nos ha reclamado a cada uno de nosotros como hijo/hija de Dios. Hemos recibido el don de salvación y nos llevará por toda circunstancia.
Finalmente, Pablo dice que hemos de ayudarnos unos a otros. Esto es el propósito de la iglesia. Cuando surgen problemas, la iglesia está allá para ayudarnos. Cuando ocurra una muerte, la iglesia está allá para proveer apoyo y consuelo. No creo que de verdad entendí la importancia de las cenas de funerales hasta que experimenté la cena para mi esposa. Me dio la oportunidad de charlar con amigos, colegas, y parientes – muchos de ellos no había visto durante años. Pero la iglesia no deja vivir con confianza en muchas maneras más. El asistir al servicio de culto regularmente mantenga cargadas nuestras pilas espirituales. El compartir asuntos para oración nos deja compartir las cargas en nuestros corazones. El trabajar con otros en proyectos de misiones multiplica nuestros esfuerzos muchas veces. El apoyar a refugios para personas sin hogar, a despensas de comida o de ropa, jardines de comunidades, etc. nos deja llevar el amor y la gracia de Dios a otros en maneras que no podríamos hacer solos. Así que, como Pablo termina su carta a los tesalonicenses, los anima – y nos anima – a vivir con confianza. Pero, no tenemos que hacer esto por nosotros solos. “Animaos unos a otros y edificaos unos a otros, así como lo estáis haciendo” (1 Tes. 5:11 RVR95).
En la vida siempre tendremos desafíos. La muerte es una realidad. Las dificultades siempre vendrán. Pero, Pablo nos dice enfáticamente que podemos vivir con confianza. Podemos hacer esto si somos preparados y despiertos a lo que ocurre alrededor de nosotros. Podemos hacer esto si recordamos que Dios nos ha reclamado como hijo/hija de Dios y que nuestra salvación es segura. Y, podemos hacer esto por animarnos unos a otros y edificarnos; por alcanzar a los necesitados; y por mostrar a otros que es en verdad la vida con Cristo.
Paul I. Burrow es presbítero jubilado en la Conferencia Anual de Iowa sirviendo actualmente a las iglesias Metodistas Unidas Medora y New Virginia. Vive en Indianola.