Jesus vs. Pharisees
Jesus contends with the Pharisees. (Artwork Courtesy of Morgan Guyton)
Versión en español después del inglés
January 23,2002 – 3rd Sunday After Epiphany
Luke 4:14-2
We find Jesus in the synagogue of Nazareth reading a text from Isaiah. Jesus finds himself in Nazareth “where he had been brought up,” so that the ones who were in the Synagogue knew him, they had seen him grow, he was educated among them, he is a member of the community. The indication of the place has importance. The witness and ministry of Jesus begins among his own.
The first thing that jumps out is that he is the messenger, he is the one who brings the good news, he is the Messiah, the anointed one of God. No one can speak about God in his own name. The authority to do this comes from the anointing of the Spirit. And it is to precisely this that the text from Isaiah refers. The prophet says, “The Spirit of the Lord is upon me.”
Jesus appropriates this text and presents himself as a prophet. During his ministry and to the final moment thereof he was known as “a prophet mighty in deed and word” (Luke 24:19). The identity of Jesus will go on getting deeper and the prophetic identity will be passed to the Son of God. The prophet from the beginning of the public life of Jesus presents it as sent, as someone who does not act of his own accord but who carries out, with the power of the Holy Spirit, the mission that has been entrusted to him.
The text of Isaiah, which Jesus appropriates, presents him as sent: “because he has anointed me to bring good news to the poor. He has sent me to proclaim release to the captives and recovery of sight to the blind, to let the oppressed go free, to proclaim the year of the Lord’s favor.” The mission of Jesus es presented as an action of liberation from all that impedes living life in all its fullness, from all that may be a burden and oppression for people. God is near to those who suffer to uphold their hope and offer them a new life.
With Jesus a new time in history is inaugurated. The reference to “the year of the Lord’s favor” takes us back to the year of Jubilee understood as a time of restoring harmonious relations among the people of God, with one’s neighbor, and with Nature. The announcement is a message of hope directed preferentially to the poor, the captive, the blind, the oppressed, the vulnerable who were disposed to receive and accept a change in their lives by means of Jesus Christ. The Kingdom of God brings liberation to humanity and is born from the interior of the heart and the fulfilled promises of God.
The mission of Jesus is described with verbs announce, proclaim, meaning to revive hope, invite all to open themselves to the action of God so that the Kingdom of God can be born in them and so that they may be freed from any type of oppression particularly the oppression of sin. In front of everyone Jesus on the text that he has read in a simple but disturbing way for his hearers: “Today this scripture has been fulfilled in your hearing.” His identity and his mission are delineated. Y his ministry in the service of the Kingdom of God begins.
Nowadays this identity and mission we must live out wherever we find ourselves, beginning with our family and our place of origin. It is certain that “no prophet is accepted in the prophet’s hometown” but Jesus teaches us to act with fidelity to our own conscience and the mission that God entrusts to us. We must approach the Bible as believers, meditate on its content because it is the Living Word of God that helps us to deepen our call and to discern the signs of the time that touch us as we live our lives. Meditating on the Word makes us actualize the message and appropriate it for ourselves, helping us to see how the truth of its salvation is fulfilled in us. These days we continue living among inequities, injustices, etc. In different times and contexts at the end we await the liberation of a people oppressed whose only hope is in Jesus Christ.
As Christians anointed by the Spirit, we are – like Jesus – bearers of a message of hope, love, equality, justice, and freedom for humanity. To place ourselves in history as children of God and as prophets brings us to announce the Kingdom of God so that, accepted by willing heart, we may be freed and we can live life in its fullness. Now Jesus declares that the waiting is over, that the day has arrived, that the promises are fulfilled – that salvation is near! This definitely is good news (v. 43) that brings salvation for every believer in the word of God and in Jesus Christ. Amen.
Rosa María Rodríguez is a Licensed Local Pastor. She serves at El Pueblo de Dios United Methodist Church in Osceola, Iowa.
Memorándum para los que predican
January 23 3rd Sunday After the Epiphany
Lk 4:14-21
"Hoy se ha cumplido esta Escritura que habéis oído"
Encontramos a Jesús en la sinagoga de Nazaret, leyendo un texto de Isaías. Jesús se encuentra en Nazaret, «el lugar donde se había criado», quienes están en la Sinagoga le conocían , le han visto crecer, se educó entre ellos, es miembro de la comunidad. La indicación del lugar tiene importancia. El testimonio y ministerio de Jesús comienza entre los suyos.
Lo primero que resalta es que él es el mensajero, el que lleva la buena nueva, es el Mesías, el ungido de Dios. Nadie puede hablar de Dios en nombre propio. La autoridad para hacerlo viene de la unción del Espíritu. Y precisamente a ello se refiere el texto de Isaías. El profeta dice «El Espíritu del Señor está sobre mí».
Al apropiarse Jesús de este texto se presenta a sí mismo como profeta, durante su ministerio y al final del mismo fue reconocido como «profeta poderoso en obras y palabras» (Lc 24,19). La identidad de Jesús se irá profundizando y de la identidad profética se pasará a la de Hijo de Dios. El profeta desde el inicio de la vida pública de Jesús lo presenta como enviado, como alguien que no actúa por su cuenta sino que realiza, con la fuerza del Espíritu Santo, la misión que se le ha confiado.
El texto de Isaías, que Jesús se apropia, lo presenta enviado " porque me ha ungido para anunciar el evangelio a los pobres. Me ha enviado para proclamar libertad a los cautivos, y la recuperación de la vista a los ciegos; para poner en libertad a los oprimidos, "19 para proclamar el año favorable del Señor" La misión de Jesús es presentada como una acción liberadora de todo lo que impide vivir en plenitud, de todo lo que sea carga y opresión para las personas. Dios está cerca de los que sufren para sostener su esperanza y ofrecerles una nueva vida.
Con Jesús se inaugura un tiempo nuevo, la referencia al "año favorable del Señor" nos remite al año del jubileo entendido como tiempo de restauración de las relaciones armoniosas de las personas con Dios, con el prójimo y con la naturaleza. El anuncio es un mensaje de esperanza dirigido preferencialmente a los pobres, a los cautivos, a los ciegos, a los oprimidos, a las personas vulnerables que estuvieron dispuestas a recibir y aceptar un cambio de vida por medio de Jesucristo. El reinado de Dios trae liberación a la humanidad, y que nace desde el interior del corazón y las promesas de Dios son cumplidas.
La misión de Jesús se describe con los verbos anunciar, proclamar, significando con ello revivir la esperanza, invitar a todos a abrirse a la acción de Dios para que el Reino de Dios acontezca y se liberen los hombres de cualquier tipo de opresión, particularmente la opresión del pecado. Ante la mirada de todos Jesús comenta el texto que ha leído de una manera sencilla pero perturbadora para sus oyentes: « Hoy se ha cumplido esta Escritura que habéis oído» Su identidad está definida y su misión está delineada. Y comienza su ministerio al servicio del Reino de Dios.
Hoy en día esta identidad y misión la tenemos que vivir donde quiera que nos encontremos, comenzando por nuestra familia y nuestro lugar de origen. Es cierto que “nadie es profeta en su tierra” pero Jesús nos enseña a actuar con fidelidad a la conciencia que tenemos de nosotros mismos y a la misión que Dios nos confía. Debemos acercarnos a la Biblia como creyentes, meditar su contenido que es Palabra viva de Dios que nos ayuda a profundizar nuestra vocación y a discernir los signos del tiempo que nos toca vivir. Meditar la Palabra nos hace actualizar el mensaje y apropiarnos, ayudándonos a ver cómo se cumple en nosotros su verdad de salvación. Hoy en día seguimos viviendo desigualdades, injusticias, etc. En diferentes tiempos, y contextos, pero al final seguimos esperando la liberación de un pueblo oprimido que su única esperanza está en Jesucristo.
Los cristianos, ungidos por el Espíritu, somos, como Jesús, portadores de un mensaje de esperanza, de amor, de igualdad, de justicia, y liberación para la humanidad. Ubicarnos en la historia como hijos e hijas de Dios y como profetas nos lleva a anunciar el Reino de Dios para que, acogido por corazones dispuestos, seamos liberados y podamos vivir en plenitud . Ahora Jesús declara que la espera se acabó, que el día ha llegado, que las promesas son cumplidas – ¡que la salvación está cerca! Éstas son, definitivamente, buenas noticias (v. 43). que traer salvación para todo creyente en la palabra de Dios y en Jesucristo. Amen.
Rosa María Rodríguez es Pastora Local Licenciada. Sirve en la Iglesia Metodista Unida El Pueblo de Dios en Osceola, Iowa.