UMW Clothing
Because Jesus ascended, his work now happens through us. Here Vini Lanford (center) of the California-Nevada Conference helps sort donated clothing at the Free Store at United Methodist Church for All People in Columbus, Ohio, as part of the Ubuntu Day of Service during the United Methodist Women Assembly 2018 in Columbus, Ohio. Working with her are Cheryl Diane Almack and Cheryl Anne Jones of the Iowa Conference. (Photo by Mike DuBose/UMNS)
Versión en español después del inglés
May 16, 2021 – 7th Sunday after Easter – Ascension Sunday
Acts 1:1-11; Psalm 47; Ephesians 1:15-23; Luke 24:44-53
When I was quite young, the Soviet cosmonaut Yuri Gagarin made the first manned spaceflight on April 12, 1961. This flight truly sparked the space race that continued throughout the decade culminating in the U.S. moon landing on July 20, 1969. I grew up accepting a famous “quote” that allegedly came after Gagarin returned to earth. “I looked and never saw any God there.” It turns out that most likely Soviet leader Nikita Krushchev put those words into Gagarin’s mouth in a speech about the Soviet Union’s anti-religious campaign.
Regardless, the “quote” helps bring into focus the question of Jesus’ “ascension.” We now understand that Jesus’ ascension was more metaphysical than physical. But, this really raises more questions than it answers. And, one of the major questions we need to deal with is – Why should we celebrate Jesus’ ascension anyway? What is so important about this day when we know that heaven is not just a little farther “up” there?
After the resurrection, Jesus had been quite busy. “After his suffering he presented himself alive to them by many convincing proofs, appearing to them during forty days and speaking about the kingdom of God” (Acts 1:3). He had appeared to the disciples (John 20:19-29), he had appeared to the two disciples on the road to Emmaus (Luke 24:12-32), he had had breakfast with them on the shore (John 21), and he had gone to Galilee and commissioned the disciples (Matthew 28:16-20). In his first letter to the Corinthians Paul summarizes and adds to these appearances – “He appeared to Cephas, then to the twelve. Then he appeared to more than five hundred brothers and sisters at one time, most of whom are still alive, though some have died. Then he appeared to James, then to all the apostles. Last of all, as to one untimely born, he appeared also to me” (1 Cor. 15:6-8).
Now, however, Jesus was gone. Pentecost was coming, but had not occurred yet. What were the disciples to do? Jesus had promised that he would not abandon the disciples (see John 14:18). But, after Jesus physically disappears, I imagine that they felt quite abandoned. Who can blame them for staring up at the heavens? Yet, they are not permitted to languish in their grief or the feelings of being orphaned. The two men dressed in white call them back to reality. “Why do you stand looking up toward heaven?” There is work to be done and it won’t be accomplished by staring up at the sky.
This is a message that is difficult for all of us. When we feel alone, uncertain, and abandoned, we are quite hesitant to take action. Yet, that is precisely what Jesus calls us to do. Ascension Sunday is an excellent reminder that Jesus is no longer here physically to do the work of the Kingdom of God. That works depends on us. Because of the Ascension, Jesus now works through us. A good example of this is just a bit further on in the book of Acts when Peter and John heal the lame man at the Temple. After the healing, Peter says: “You Israelites, why do you wonder at this, or why do you stare at us, as though by our own power or piety we had made him walk? . . . And by faith in his name, his name itself has made this man strong, whom you see and know; and the faith that is through Jesus has given him this perfect health in the presence of all of you” (Acts 3:12 and 16).
As a former Spanish teacher, I am reminded of what one of my favorite Spanish authors – St. Teresa of Ávila wrote. It summarizes the importance of the Ascension for us today.
“Christ has no body now but yours.
No hands, no feet on earth but yours.
Yours are the eyes through which he looks compassion on this world.
Yours are the feet with which he walks to do good.
Yours are the hands through which he blesses all the world.
Yours are the hands, yours are the feet, yours are the eyes, you are his body.
Christ has no body now on earth but yours” (Public domain).
So, this year as we come to Ascension Sunday, let us stop looking up at the sky. Let us concentrate on the work of building the Kingdom of God here on earth by working for racial justice, gender equality, human rights, a living wage, enough food for everyone, and human dignity for all. We are Christ’s hands, and feet, and loving arms. And there is much work to be done.
Paul Burrow is a retired elder in the Iowa Annual Conference of The United Methodist Church. He lives in Indianola and enjoys spending time with his 2½ year-old granddaughter.
Memorándum para los que predican
16 mayo, 2021 – Séptimo domingo de la Resurrección – Domingo de la Ascensión
Hechos 1:1-11; Salmos 47; Efesios 1:15-23; Lucas 24:44-53
Por Paul I. Burrow burrowpi@yahoo.com
¿Por qué estamos allá mirando al cielo?
Cuando yo era muy joven, el cosmonauta soviético Yuri Gagarin hizo el primer vuelo espacial por un hombre el 12 de abril, 1961. Este vuelo de verdad provocó la carrera espacial que seguía por toda la década culminando en el viaje a la luna por los Estado Unidos el 20 de julio, 1969. Yo crecí aceptando una “citación” famosa que supuestamente vino de Gagarin después de regresar a la tierra. “Miraba y jamás vi a ningún Dios allá.” Resulta que lo más probable es que el líder soviético Nikita Krushchev puso esas palabras en la boca de Gagarin en un discurso sobre la campaña de la Unión Soviética contra la religión.
No importa, la “citación” nos ayuda a enfocarnos en la cuestión de la ascensión de Jesús. Ahora comprendemos que la ascensión de Jesús era más metafísica que física. Pero, de verdad esto hace más preguntas que contesta. Y, una de las preguntas importantes con la cual tenemos que tratar es – ¿Por qué celebramos la ascensión de Jesús de todos modos? ¿Qué es tan importante con este día cuando sabemos que los cielos no son solamente un poco más allá arriba en el cielo?
Después de la resurrección, Jesús había estado bien ocupado. “A ellos también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios” (Hechos 1:3). Había aparecido a los discípulos (Juan 20:19-29), había aparecido a los discípulos en el camino a Emaús (Lucas 24:12-32), había desayuando con ellos en la orilla (Juan 21), y había ido a Galilea y había encargado a los discípulos (Mateo 28:16-20). En su primera carta los Corintios Pablo resume y añade a estas apariencias – “Apareció a Cefas, y después a los doce. Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún y otros ya han muerto. Después apareció a Jacobo y después a todos los apóstoles. Por último, como a un abortivo, se me apareció a mí” (1 Cor. 15:5-8).
Sin embargo, ahora Jesús había partido. Pentecostés había de llegar, pero no había ocurrido todavía. ¿Qué habían de hacer los discípulos? Jesús les había prometido que no los abandonaría (véase Juan 14:18). Pero, después de que Jesús desaparece físicamente, me imagino que se sentían muy abandonados. ¿Quién puede culparles por mirar a los cielos? Pero, no les es permitido languidecer en su dolor ni en sus sentimientos de ser huérfanos. Los dos varones con vestiduras blancas los llaman otra vez a la realidad. “¿Por qué estáis mirando al cielo?” Hay trabajo que ha de hacer y será hecho por mirar al cielo.
Éste es un mensaje que nos difícil para todos nosotros. Cuando nos sentimos solos, inciertos, y abandonados, estamos vacilantes en tomar acción. Pero, eso es exactamente a lo cual Jesús nos llama. El domingo de la ascensión es un recuerdo excelente que Jesús ya no está aquí físicamente para hacer el trabajo del Reino de Dios. Ese trabajo depende de nosotros. A causa de la ascensión, ahora Jesús trabaja mediante nosotros. Un buen ejemplo de esto es solamente un poco más tarde en el libro de Hechos cuando Pedro y Juan curan a un cojo en el templo. Después de la curación, Pedro dice: “Israelitas, ¿por qué os admiráis de esto? ¿o por qué ponéis los ojos en nosotros, como si por nuestro poder o piedad hubiéramos hecho andar a este? . . . Por la fe en su nombre, a este, que vosotros veis y conocéis, lo ha confirmado su nombre; y la fe que es por él ha dado a este esta completa sanidad en presencia de todos vosotros” (Hechos 3:12 y 16).
Como un ex-profesor de español, me acuerdo de lo que escribió una de mis favoritas autoras españolas, Sta. Teresa de Ávila. Resume la importancia de la ascensión para nosotros hoy.
“Dios no tiene cuerpo en la tierra sino el tuyo.
No tiene manos sino las tuyas.
No tiene pies sino los tuyos.
Tuyos son los ojos con los que la compasión de Dios mira al mundo.
Tuyos son los pies con los que Él camina para ir haciendo el bien.
Tuyas son las manos con las que ahora tiene que bendecirnos.” (Dominio Público)
Así que, este año como llegamos al domingo de la ascensión, que dejamos de mirar al cielo. Que nos concentremos en el trabajo de construir el Reino de Dios aquí en la tierra por trabajar por la justicia racial, los derechos humanos, un sueldo que alcance para vivir, bastante comida para toda la humanidad, y la dignidad humana para todos. Somos las manos, y los pies, los brazos amorosos de Cristo. Y hay mucho trabajo que hacer.
Paul Burrow es presbítero jubilado en la Conferencia Anual de Iowa de la Iglesia Metodista Unida. Vive en Indianola y le encanta pasar tiempo con su nieta de dos años y medio.