Leer en español al final.
Sunday, Sept. 27, 2020 – Seventeenth Sunday after Pentecost
Exodus 17:1-7
“Is the Lord among us or not?” While these may not be the exact words uttered, the sentiment is certainly there when I hear parishioners raise questions or concerns about the way we do things (or, God forbid, change them!). This seems to me the question behind the question when we wonder whether making changes to worship times or styles, or paint colors, or planning large outreach events will help to further our church’s mission and vision. We’ve been getting along alright thus far—will God still be among us if we go a different way?
The back and forth between Moses and his people remind all of us in positions of church leadership what these challenges can truly look like. We are called to lead, not appease. At our best, we are called to be prophets—interpreting and offering the truths of God for our communities, even when those truths are hard to hear.
Especially at a time when people are faced with discomfort—the Israelites have a practical one, thirst; today, we still wrestle with the safest and best way to worship in the midst of a pandemic—prophetic leadership is fraught with concern over how we lead our people with something like the Three Simple Rules at the forefront.
How do we call the people to "Do No Harm," "Do All the Good We Can," and "Stay in Love With God" when we know they’re at the end of their ropes? Moses has continued faith in God as he leads the Israelites. They, however, have their doubts about his leadership.
I’m sure you’ve heard this pushback from your communities. Why did you bring us here? When we started this journey, we were excited at potential. Yes, we knew it would be different—and hard, because change is hard. But now we are fatigued, and dang it—we just can’t have what we want!
Perhaps this passage from Exodus can help to re-center your community in this time, especially if you are facing new decisions regarding re-opening for in-person worship (or, moving worship inside as the weather turns colder). This struggle for what it means to feel and know the presence of God is nothing new. We are all still in wilderness moments, and will experience them at various times throughout our lives.
If bringing forth water from a rock was not an area of particular training during seminary or course of study or licensing school, fear not. Moses was not able to do that on his own; his persistent prayers to God brought him to a place of readiness to trust that God would continue to provide. It is God who provides the living water; it is God’s leaders who remind the people where their trust should be placed. If you’re feeling challenged by the daunting task of creating life-giving substance out of very dry beds, remind yourself that it is only by the grace of God that any of us are capable of proclaiming the words of justice, truth, and freedom that life in Christ can bring. Be prophetic in that truth, and reminded that leading the people of God in this way isn’t always easy, but an authentic “yes” to God will result in the confident answer to the people’s question: Yes, God is with us! Virtual, outdoors, indoors and masked—this truth can be proclaimed.
The Rev. Mara Bailey serves as chaplain at Simpson College in Des Moines, Iowa. “Memo for Those Who Preach” is a resource for preachers prepared by a group of volunteer clergy, mostly in the Iowa Annual Conference.
Memorándum para los que predican
27 septiembre, 2020 Domingo 17 después de Pentecostés
Éxodo 17:1-7
“¿Está Jehová entre nosotros?”
Por la Rvda. Mara Bailey
“¿Está Jehová entre nosotros o no?” Mientras que éstas no son las palabras exactas, el sentimiento ciertamente apareced cuando oigo a parroquianos haciendo preguntas o expresando preocupaciones acerca de la manera que hacemos cosas (¡o, no quiero ni pensarlo, cambiarlas!) Esto me parece ser la pregunta al fondo de la pregunta cuando nos preguntamos si haciendo cambios a la hora de culto o estilos, o colores de pintura, o planeando grandes evento de alcance ayudará a promover la misión y la visión de la iglesia. Hemos estado progresando bien hasta aquí – ¿estará Dios entre nosotros si seguimos por camino diferente?
La conversación entre Moisés y su pueblo nos acuerda a todos nosotros que estamos en posiciones de liderazgo cómo aparecen verdaderamente estos desafíos. Somos llamados a ser líderes, no conciliadores. Cuando llegamos al mejor, somo llamados a ser profetas – interpretando y ofreciendo las verdades de Dios por nuestras comunidades, aún cuando estas verdades son difíciles oír.
Especialmente en un tiempo cuando personas son enfrentadas con inquietudes – los israelitas tienen una inquietud práctica – la sed; hoy, todavía luchamos con la manera más segura y mejor para el culto en el medio de una pandemia – el liderazgo profético es tenso con procupación sobre cómo guiamos a nuestra gente con algo como las Tres Reglas Simples a la vanguardia.
¿Cómo es que llamamos que las personas No Hagan Daño, que Hagan Todo lo Bueno que Puedan, que Mantengan su Amor por Dios cuando ya sabemos que han llegado al límite? Moisés tiene fe en Dios que sigue como guía a los israelitas. Sin embargo, tienen sus duda acerca de su liderazgo.
Estoy seguro que Ud. ha recibido estos comentarios de sus comunidades. ¿Por qué nos ha traído aquí? Cuando comenzamos esta peregrinación, estábamos animados a causa de las posibilidades. Sí, sabíamos que sería diferente – y difícil, porque el cambiar es difícil. Pero ahora estamos agotados, y caray – ¡simplemente no podemos tener lo que queremos!
Es posible que esta lectura de Éxodo pueda ayudar a centrar otra vez a su comunidad en este tiempo, especialmente si Ud. se enfrenta con nuevas direcciones sobre reabrir para tener el servicio de culto en persona (o, moviendo el servicio adentro como el frío vuelve otra vez). Esta lucha por lo que significa sentir y conocer la presencia de Dios no es nada nuevo. Todos todavía nos encontramos en momentos del desierto, y los experimentaremos en varios momentos en nuestras vidas.
Si el causar que agua salga de una roca no era una área de entrenamiento en particular durante el seminario o el curso de estudio o la escuela de licencia para predicar, no temen. Moisés no podía hacerlo por sí mismo tampoco; sus oraciones persistentes a Dios le trajeron a un lugar de presteza para confiar que Dios siga proveyendo. Es Dios que provee el agua de vida; son los líderes de Dios que causan que las personas recuerden donde deben poner su confianza. Si Ud. se siente desafiado/a por la tarea abrumadora de crea una sustancia de que da vida de lechos muy secos, recuerden que es solamente por la gracia de Dios que somos capaces de proclamar palabras de justicia, verdad, y libertad que la vida en Cristo puede traer. Sea profético/a en esta verdad, y acuerde que guiando a la gente de Dios en esta manera no es siempre fácil, pero un “sí” auténtico a Dios resultará en la respuesta segura a la pregunta de la gente: ¡Sí, Dios está entre nosotros! Virtual, afuera, adentro, y enmascarados – ésta es una verdad que puede ser proclamada.