
Baptism
Photo Courtesy of Via Media Methodists
Leer la versión en español al final
Baptism of the Lord | Genesis 1:1-5; Psalm 29; Acts 19:1-7; Mark 1:4-11
God speaks:
Let there be light. Day, night (Genesis 1)
We respond to the voice of God with glory and worship (Psalm 29)
We are filled with the spirit (Acts 19)
And God says: “You are my child, the beloved-with you I am well pleased” (Mark 1)
Through God’s voice as read in this week’s texts, things are set in to order. From formless void with vast nothing-ness, to light. Now, the potential for life. The cycle of a day—how we mark our lives. Day in and day out, we seek to worship God and ascribe glory to God. Through baptism in Christ, we are filled with the Holy Spirit and equipped to do God’s work in the world.
But are we able? We are weary—that much I know. It has been…a year. While that question might be hard for us to answer, perhaps the answer can be found in a different one.
Is God able? If we remember that the words of Genesis were written in response to an understanding of how the world came to be at the hands of our Creator—rather than a first-hand account—we can imagine the turmoil the writer, during the exilic (or immediate post-exilic) period was responding to. The Israelites continue to experience exile, war, and conquering. Can God create order out of this? Is God able? This first creation story in Genesis sets things in order in just a few verses: yes. God is able. God can come in to the chaos, that without order, that which does not appear to make sense—and make a way. Then, and now.
In our interactions with God, through our worship we offer glory back to God (Psalm 29-a great call to worship)-because God is able. Our worship of God is a response to this belief: God is able, and God believes in us—that we are capable.
Baptism is our initiation in to this work. While many baptisms (particularly in our United Methodist churches) happen when our congregants are infants—we can emphasize the preparation happening (prevenient grace). God believes in us—God has been at work in us and for us—before we might even be able to believe in our own selves.
Even when life feels chaotic (and who can say, as we have exited 2020 and wait for 2021 to lay its course, that we haven’t yet left the chaos behind?) God is able to bring order. Especially when life feels chaotic—when the chasm between chaos and mercy feels insurmountable—we do well to remember God’s voice in the Gospel lesson: “You are my child. You are beloved. I am well pleased with you.” These words can be a balm to soothe our souls. It’s okay if we find ourselves in a place unhappy with any number of things—how our children are developing, what we’ve let fall to the wayside as we’ve had to live through a pandemic, the church metrics that seem to have fallen off the charts because none of us have metrics to account for ministry in Covid-tide. God is still able.
Let the reminders of the truth of baptism lead the way as we celebrate the Baptism of the Lord this Sunday. Jesus didn’t prove himself before those words were uttered. Before Jesus does anything noteworthy- God is pleased with him. Before God speaks anything else, God speaks goodness—over creation, and over us. Let us be reminded through the words in Mark that none of those things are contingent upon a dang thing. There are no strings attached. God is able; we are capable. We are beloved (just as we are!) and God is pleased with us.
You, dear preacher, are tired. You’ve tried, against most odds, to continue to minister to your people in a time when it feels impossible to do so. You probably wonder if you are able. Maybe this text gives you a chance to share a bit of that vulnerability—when you can’t, when we can’t (or feel like we can’t)—God can. God has, and God will. We all keep showing up, living in to our baptismal vows, because in this moment, this is (at least, for me) the best definition of faith there is: hope, when hope seems hard to find. Trust that God is able—and hope that we can preach that, even when we might falter in our own belief in that truth.
We enter in to this work through baptism. We follow in the way of Jesus, baptized by God and claimed as beloved. As we move in to this year, may we be blessed, beloved, and prepared for our work as Christians—to keep showing up, in the midst of our exhaustion, because God is able.
The Rev. Mara Bailey serves as Chaplain at Simpson College in Indianola, Iowa.
Memorándum para los que predican
10 enero, 2021– El Bautismo del Señor
Génesis 1:1-5; Salmos 29; Hechos 19:1-7; Marcos 1:4-11
Por la Rvda. Mara Bailey
“Dios Puede; Nosotros Somos Capaces”
Dios habla:
Sea la luz. Día, noche (Génesis 1)
Respondemos a la voz de Dios con gloria y adoración (Salmos 29)
Somos llenados con el espíritu (Hechos 19)
Y Dios dice: “Tú eres mi Hijo amado, en ti tengo complacencia” (Marcos 1)
Mediante la voz de Dios como leída en las lecturas para esta semana, las cosas son puestas en orden. Del caos e inexistencia total, a la luz. Ahora, la potencial para la vida. El ciclo de un día – como marcamos nuestras vidas. Un día sí y el otro también, procuramos adorar a Dios y asignar gloria a Dios. Mediante el bautismo en Cristo, somos llenados con el Espíritu Santo y somos equipados para hacer el trabajo de Dios en el mundo.
Pero, ¿somos capaces? Estamos cansados – agotados – eso sí que sé. Ha sido – un año. Mientras que es posible que nos sea difícil contestar esa pregunta, tal vez la respuesta puede ser encontrada en otra diferente.
¿Es Dios capaz? Si recordamos que las palabras de Génesis fueron escritas en respuesta a una comprensión de cómo el mundo llegó a existir mediante las manos de nuestro Creador – en vez de ser un recuento en primera persona – podemos imaginar la agitación del escritor, durante el período del exilio (o inmediatamente después del exilio) a la que estaba respondiendo. Los israelitas siguen experimentando exilio, guerra, y conquista. ¿Puede Dios crear orden de esto? ¿Es Dios capaz? La primera historia de la creación en Génesis pone las cosas en orden en solamente unos cuantos versículos: sí. Dios puede. Dios puede entrar en el caos, eso que es sin orden, eso que no parece tener sentido – y crear un camino. Entonces y ahora.
En nuestras interacciones con Dios, mediante nuestro culto, ofrecemos gloria a Dios (Salmos 29 es un buenísimo Llamado a la Adoración) – porque Dios es capaz. Nuestra adoración de Dios es una respuesta a esta creencia: Dios es capaz, y Dios tiene confianza en nosotros – que nosotros somos capaces.
El bautismo es nuestra iniciación a este trabajo. Mientras que muchos bautismos (particularmente en nuestras iglesias metodistas unidas) ocurren cuando nuestros parroquianos son bebés – podemos enfatizar la preparación que está ocurriendo (la gracia preveniente). Dios tiene confianza en nosotros – Dios ha estado trabajando en nosotros y por nosotros – antes de que nosotros pudiéramos creer en nosotros mismos.
Aún cuando la vida parece caótica (y ¿quién puede decir, como hemos salido de 2020 y esperamos que 2021 ponga su curso, que ya hemos dejado atrás el caos?) Dios puede traer orden. Especialmente cuando la vida parece caótica – cuando el abismo entre caos y misericordia parece insuperable – nos sirve bien recordar la voz de Dios en la lectura del Evangelio: “Tú eres mi Hijo, tú eres amado, en ti tengo complacencia.” Estas palabras pueden ser bálsamo para calmar nuestras almas. Está bien si nos encontramos en un lugar donde estamos insatisfechos con muchas cosas – como desarrollan nuestros hijos, lo que hemos permitido caer al lado como hemos tenido que sobrevivir una pandemia, los métricos de la iglesia que parecen no tener relación con la realidad de la situación porque ninguno de nosotros tenemos métricos para considerar ministerio en la temporada del COVID. Todavía Dios es capaz. Que los recuerdos de la verdad del bautismo nos guíen como celebramos el Bautismo del Señor este domingo. Jesús no demostró su valor antes de oír esas palabras. Antes de que Jesús haga algo notable, Dios tiene complacencia en él. Antes de que Dios hable algo más, Dios proclama bondad – sobre la creación, y sobre nosotros. Que seamos acordados mediante las palabras de Marcos que ninguna de esas depende de nada. No hay condiciones. Dios puede; nosotros somos capaces. Somos amados (¡como somos!) y Dios tienen complacencia en nosotros.
Ud., querido/a predicador/a, está agotado. Ha intentado, contra toda posibilidad, a seguir su ministerio a su gente en un tiempo cuando parece imposible hacerlo. Probablemente Ud. se pregunta si Ud. es capaz. Tal vez esta lectura le da una posibilidad de compartir un poco de esa vulnerabilidad – cuando Ud. no puede (o parece que no podemos) – Dios es capaz. Dios ha podido, y Dios podrá. Seguiremos estar presentes, cumplir las expectativas de nuestros votos bautismales, porque en este momento, ésta es (por lo menos para mí) la mejor definición de fe que hay: esperanza, cuando parece difícil encontrarla. Confiar que Dios puede – y esperar que nosotros podemos predicar eso, aún cuando parece posible que podamos flaquear en nuestra propia creencia en esa verdad.
Entramos en este trabajo mediante el bautismo. Seguimos en el camino de Jesús, bautizados por Dios y reclamados como amados. Como entramos en este año, que seamos bendecidos, amados, y preparados para nuestro trabajo como cristianos – para seguir estando presentes, en medio de nuestro agotamiento, porque Dios es capaz.
La Rvda. Mara Baily es el Capellán en Simpson College en Indianola, Iowa.