Open-ended Easter
Photo by Bruno van der Kraan on Unsplash
Versión en español después del inglés
Easter Sunday April 4, 2021
Acts 10:34-43, Psalms 118:1-2, 14-24, 1 Corinthians 15:1-11, John 20:1-18 or Mark 16:1-8
In general, I prefer stories that have a happy ending or at least a logical conclusion, so Mark’s account of Jesus’ resurrection is not my favorite. What kind of an ending is that in Mark 16:8? “So they went out and fled from the tomb, for terror and amazement had seized them, and they said nothing to anyone, for they were afraid.” This is hardly a shout of victory over death! There is no appearance of the risen Christ to the women or to anyone else, no Great Commission, no road to Emmaus, no breakfast on the beach with the Risen Christ. Just this abrupt ending too soon.
I am not alone in finding Mark’s ending a little ragged. Most Bibles show two additional endings. Because these are different in style from the rest of Mark and not found in the oldest manuscripts, many scholars agree that they were added later (perhaps by someone like me who needed more closure). Whether the original ending was lost, or whether this abrupt conclusion is what Mark intended, it’s what we have.
Actually, that may not be so bad, because often our life experience is pretty ragged. I’m talking about the moments of shock or grief, that sense of the bottom dropping out of things, like the hospital emergency trip at 3:00am, the phone call from the police about a tragic accident, or a note on the kitchen table saying your marriage is over. How many of the episodes of our lives play out to a neat and tidy conclusion, after all?
The women at the tomb experienced a terrible trauma – the arrest and horrible death of someone they loved deeply. They were in shock and numb from grief. So they did the only thing they could - finish the sad task of burial preparation. The last thing they expected was an empty tomb! Terrified, they could not grasp the message of the young man in a white robe who greeted them at the tomb with these words: “Do not be alarmed; you are looking for Jesus of Nazareth, who was crucified. He has been raised; he is not here”
Maybe we struggle too. Even if we’ve sung “He walks with me, and he talks with me” a thousand times, sometimes we wonder if the Risen Christ is really with us. And yet most of us have had those moments, around the ragged edges of our lives, when we know we were sustained by a presence and power greater than ourselves. At least I have, and it is in those moments that I especially know Christ lives. When my life story reaches its conclusion, whether I will get to tie up all the loose ends before that last chapter is a mystery yet to be revealed. But I go toward the end of that story with confidence because I know that whatever happens, Christ is going with me.
In fact, Christ isn’t just going with me. Christ is going before me. That is the rest of the Good News the women received that Easter morning. “But go, tell his disciples and Peter that he is going ahead of you to Galilee; there you will see him, just as he told you." Could they hear the reassurance in those words? Galilee was their home base. Perhaps the message was: “When you go back to continue your life, the Risen Christ will already be there.” For today’s followers, Galilee need not refer just to a region in Israel but can also be a metaphor for wherever your life’s journey takes you. No matter how ragged the edges of your current life experience may be, Christ is out there ahead of you. Thus, you can approach the future with confidence, knowing that your next steps are in the hands of our loving Savior.
Mark’s resurrection account feels unfinished – open-ended – but maybe that’s the point. Perhaps this story has no end, at least not yet. Obviously, the women soon told the others, because quickly the reality of Christ’s resurrection emboldened his followers to share this incredible good news with all those around them. The Gospel of Mark is no ordinary story. It is a proclamation of the Good News of Jesus Christ. And the story just keeps going from one life to another, touching and transforming us one by one. Wherever charity and love prevail over injustice and violence, wherever compassion and hope replace cynicism and despair, wherever peace and love take root in lives that are empty and lost – there is the risen Christ, beckoning us. Christ is risen indeed! Hallelujah! Amen!
Martha Dalton Ward is a retired Elder in the United Methodist Church and author of Holy Moments – When Life and Faith Intersect, Westbow Press, 2018. She lives in Urbandale, Iowa.
Domingo de Resurrección con Final Abierto
Memorándum para los que predican
4 abril, 2021 – Domingo de Resurrección
Hechos 10:34-43; Salmos 118:1-2, 14-24; 1 Corintios 15:1-11; Juan 20:1-18 o Marcos 16:1-8
Por Martha Dalton Ward martha.ward@iaumc.net
En general, prefiero historia que tienen un final feliz o por lo menos una conclusión lógica. Así que el reporte de Marcos de la resurrección de Jesús no es mi favorito. ¿Qué clase de final es ésa en Marcos 16:8? “Ellas salieron huyendo del sepulcro, porque les había entrado temblor y espanto; y no dijeron nada a nadie, porque tenían miedo.” ¡Esto es apenas un grito de victoria sobre la muerte! No hay aparición del Cristo resucitado a las mujeres ni a nadie más, no hay Gran Comisión, no hay Camino a Emaús, no hay desayuno en la playa con el Cristo Resucitado. Solamente este final abrupto que termina demasiado pronto.
No soy la única que encuentra el final de Marcos un poco irregular. La mayoría de las Biblias tienen dos finales adicionales. A causa de que éstos son diferentes en estilo del resto de Marcos y no se encuentran en los manuscritos más antiguos, muchos expertos están de acuerdo que fueron agregados más tarde (quizás por alguien que como yo necesitaba más clausura). Sea que el final original fue perdido, o sea que esta conclusión abrupta es lo que Marcos quería, es lo que tenemos.
Actualmente, es posible que eso no sea tan malo, porque frecuentemente nuestras experiencias de la vida son bastante irregulares. Hablo de los momentos de choque o de dolor, ese sentido que todo es caos, como el viaje a la emergencia en el hospital a las 3 de la mañana, un llamada telefónica de la policía sobre un accidente trágico, o una nota en la mesa en la cocina anunciando que su casamiento ya ha terminado. ¿Cuántos de los episodios de nuestras vidas se desarrollan a una conclusión pulcra y arreglada, después de todo?
Las mujeres que fueron a la tumba experimentaron un trauma – el arresto y la muerte horrible de alguien que amaban profundamente. Las mujeres estaban en estado de shock y entumecidas de pena. Así que hicieron la única cosa que podían hacer – terminaron la tarea triste de preparar el cuerpo para el entierro. ¡La última cosa que esperaban era una tumba vacía! Aterrorizadas, no podían comprender el mensaje del joven en ropa blanca que las saludó con estas palabras: “No os asustéis; buscáis a Jesús nazareno, el que fue crucificado. Ha resucitado, no está aquí”
Quizás nosotros luchamos también. Aún si hemos cantado “El conmigo está, puedo oír su voz” mil veces, algunas veces nos preguntamos si el Cristo Resucitado de verdad está con nosotros. Y todavía la mayoría de nosotros hemos tenido esos momentos, en los momentos irregulares de nuestras vidas, cuando sabemos que fuimos sostenidos por una presencia y un poder más grande que nosotros mismos. Por lo menos así me ha ocurrido a mí – y es en esos momentos que yo sé especialmente que Cristo vive. Cuando la historia de mi vida llega a su conclusión, sea que yo pueda atar los cabos sueltos antes de ese último capítulo es un misterio que no se ha revelado todavía. Pero sigo adelante hacia el fin de la historia con confianza porque yo sé que no importa lo que ocurra, Cristo va conmigo.
De verdad, Cristo no solamente va conmigo, va adelante de mí. Eso es el resto de las Buenas Nuevas que las mujeres recibieron es mañana de la resurrección. “Pero id, decid a sus discípulos, y a Pedro, que él va delante de vosotros a Galilea; allí lo veréis, como os dijo.” ¿Podían oír el consuelo en esas palabras? Galilea era su sede central. Quizás el mensaje fue: “Cuando regresan para continuar sus vidas, el Cristo Resucitado ya estará allá.” Para los seguidores de hoy, Galilea no necesita referirse solamente a una región en Israel sino que también puede ser metáfora para donde quiera que la vida lo/la lleve. No importa cuán irregulares son las márgenes de tu vida ahora, Cristo está allá adelante de ti. Así que, se puede acercarse al futuro con confianza, sabiendo que los próximos pasos están en las manos de nuestro Salvador amoroso.
La historia de la resurrección en Marcos parece incompleta – con final abierto – pero quizás eso es el punto. Quizás esta historia no tiene fin, por lo menos todavía no. Obviamente, pronto las mujeres se comunicaron con los otros, porque rápidamente la realidad animó a sus seguidores a compartir estas buenas nuevas increíbles con todos que los rodeaban. El Evangelio de Marcos no es historia ordinaria. Es una proclamación de las Buenas Nueva de Jesucristo. Y la historia simplemente no se detiene, sigue de una vida a otra, tocándonos y transformándonos uno a uno. Cuando quiera que la caridad y el amor prevalecen sobre la injusticia y la violencia, cuando quiera que la compasión y la esperanza reemplazan el escepticismo y la desesperación, cuando quiera que la paz y el amor se arraigan en vidas que son vacías y perdidas – allá está el Cristo Resucitado, llamándonos con un gesto. ¡Sí que Cristo es resucitado! ¡Aleluya! Amén.
Martha Dalton Ward es presbítero jubilada en la Iglesia Metodista Unida y autora de Momentos Sagrados – Cuando la Vida y la Fe se Cruzan [Holy Moments – When Life and Faith Intersect], Westbow Press, 2018. Vive en Urbandale, Iowa.