Cross Light
Creative Commons Share – Flickr
Versión en español después del inglés
March 7, 2021 – Third Sunday in Lent, Year B
1 Corinthians 1:18-25
“The message of the cross is foolishness to those who are being destroyed. But it is the power of God for those of us who are being saved.” (1 Cor 1:18 CEB)
I watch a TikTok the other day (yes, COVID isolation has brought me to this). A history teacher talking with middle school students who know nothing of D-Day or Pearl Harbor, and think Helen Keller is a hoax. With much student giggling, the history teacher is shocked at their lack of knowledge. But it occurs to me that it’s not their failure as much as a failure to educate. Anyway, all this is to say perhaps when we speak of the cross this Lent it may be wise to step back and not assume everyone listening knows what “the message of the cross” signifies to United Methodist Christians.
Wesley emphasizes atonement (reconnection) of God and humanity through Christ on the cross. God’s prevenient grace goes before us; justifying grace Christ receives us; motivating our now Christ-filled heart on the life-long journey of sanctifying (living ever more closely to God’s will) grace. It can be said that God loves us enough to meet us where we are; and way too much to leave us there.
As a child, George Richbark is a gentle giant. He makes it a point to greet me at worship every Sunday with a huge hug. He picks me up and twirls me around: so glad you are here, he says! It is prevenient grace personified. I am just showing up. Hadn’t done a thing. Hadn’t received or accepted my call. Hadn’t done well sometimes and failed others. Nothing. Yet, he just throws his arms out wide and twirls me around: so glad you are here! When I think of the cross I see the horizontal beam as the arms of God opened wide to receive with that sort of joyful love and acceptance. And the vertical beam as our charge to share that abundant love with all of humanity. Either piece of the cross without the other is just a beam.
Yes, at the foot of the cross God’s love shines. Not as foolishness to us but as the very power of God’s love. It’s as if God says:
Hey, that sin and this world are not too big for me. Come on, you. Soak in the knowledge of my abundant love; take it in as deep as breath and as sure as breath, too. That’s how close I am to you. And then, after that assurance received – let’s go. Let’s go together to live my love into humanity. My love is action, not just theory. And until its worked into the stuff of actual human interaction, advocacy and relationships – it is like a seed that has fallen on trampled ground never taking root. I don’t want that. Yes, it’s going to be difficult at times; and beautiful and arduous, life affirming and gut wrenching. Let’s go anyway, you and me. Let’s move from the foot of the cross into new beginnings. Abundant life lived through the very power of my love, freely received, freely given that’s my gift and my hope for you. And there is nothing foolish about that.
Let me close with a prayer I’ve written:
God, you are Lord of the dance,
The God of new beginnings.
You are the Lord and giver of every good and fruitful thing.
In your mercy, grant that I may stop gazing at the chasm between what was and what is.
Help me to turn, take your hand ever more firmly as we continue on our way.
Forward.
It’s the only way life moves.
Every step forward brings me more completely in love with you.
Every corner turned, another chapter in our book.
Help me receive new chapters with rejoicing, even when its challenging.
Thank you for the journey.
Thank you for the dance.
Thank you for the grace.
I am yours always in Jesus’ mighty name. Amen.
Judy Wadding is a retired UM clergy, Iowa Conference. Wife. Mother. Grandmother. Birdwatcher. Reader. Music enthusiast. Nature lover. Justice advocate.
Memorándum para los que Predican
7 marzo, 2021 – Tercer domingo en la Cuaresma, Año B
1 Corintios 1:18-25
“La Cruz: Los Nuevos Comienzos de Dios”
“La palabra de la cruz es locura a los que se pierden.
Pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios.” (1 Cor. 1:18 RVR95)
Estaba mirando un TikTok el otro día (sí el aislamiento de Covid me ha traído a esto). Un profesor de historia estaba hablando con estudiantes de los primeros años de la secundaria que no sabían nada de Día D ni de Pearl Harbor, y que creen que Helen Keller es chiste. Con muchos de los estudiantes riéndose, el profesor de historia está sorprendido en su falta de conocimiento. Pero se me ocurre que no es falta de ellos tanto como es una falta de educación. Pues, digo todo esto para decir que quizás cuando hablamos de la cruz esta Cuaresma es posible que sea sabio alejarnos un poco y no asumir que todos que escuchan sabe lo que significa “la palabra de la cruz” a los cristianos metodistas unidos.
Wesley pone énfasis en la expiación (el reconectar) de Dios y la humanidad mediante Cristo en la cruz. La gracia preveniente de Dios que va ante nosotros; la gracia justificante en que Cristo nos recibe motivando nuestros corazones, ahora llenados con Cristo, en la peregrinación de toda la vida hacia la gracia que santifica (viviendo siempre más cerca a la voluntad de Dios). Se puede decir que Dios nos ama bastante que nos encuentra donde quiera que estemos, y nos ama tanto que no va a dejarnos allá.
Como un niño, George Richbark es un gigante amable. Le es algo importante saludarme cada domingo con un abrazo grande. Me levanta y me gira: ¡tan alegre que Ud. está aquí, dice! Es la gracia preveniente en persona. Yo simplemente estoy presente. No he hecho nada. No había recibido ni aceptado mi llamado. No había hecho bien a veces y había fallado otras veces. Nada. Todavía, me abraza y me gira: tan alegre que Ud. está aquí. Cuando pienso en la cruz veo la barra horizontal como los brazos de Dios abiertos ampliamente con la clase del amor alegre y con la aceptación de George. Y veo la barra vertical como nuestra carga de compartir ese amor abundante con toda la humanidad. Un pedazo de la cruz sin la otra es simplemente una barra.
Sí, al pie de la cruz brilla el amor de Dios. No es como locura a nosotros, sino como el poder mismo del amor de Dios. Es como si Dios dijera:
¡Oye!, ese pecado y este mundo no son demasiado grandes para mí. Ven. Asimila los conocimientos de mi amor abundante; tómalo tan profunda como una respiración y tan segura una respiración también. Eso es cuán cerca estoy a ti. Y entonces, después de que esa certeza es recibida, vamos. Vamos juntos a vivir mi amor en la humanidad. Mi amor es acción, no es simplemente una teoría. Y hasta que se ha entrado en las cosas de la interacción humana actual, el apoyo y relaciones – es como una semilla que ha caído en la tierra pisada y jamás echa raíces. No quiero eso. Sí, a veces va a ser difícil; y hermoso y arduo, afirma la vida y a la vez es devastador. Vamos de todos modos, tú y yo. Que nos movamos del pie de la cruz hacia nuevos comienzos. La vida abundante vivida mediante el poder mismo de mi amor, recibido libremente, dado libremente – eso mi don y mi esperanza para ti. Y no hay nada loco con eso.
Déjeme cerrar con una oración que he escrito:
Dio, eres el Señor de la danza,
El Dios de nuevos comienzos.
Eres el Señor y el dador de cada cosa buena y fructífera.
En tu misericordia, que yo pueda dejar de contemplar cañón entre lo que era y lo que es.
Ayúdame a arrepentirme, a tomar tu mano simpre más firmemente como seguimos en nuestro camino.
Adelante.
Es la única dirección que mueve la vida.
Cada paso adelante me trae más completamente enamorado/a de ti.
Cada esquina es otro capítulo en nuestro libro.
Ayúdame a recibir nuevos capítulos con alegría, aún cuando sea desafiante.
Gracias por la peregrinación.
Gracias por la danza.
Gracias por la gracia.
Siempre soy tuyo/a en el nombre poderoso de Jesús. Amén.
Judy Wadding es clero jubilado en la Conferencia Anual de Iowa. Esposa, madre, abuela, aficionada a los pájaros, lector, entusiasta de música, amante de la naturaleza, defensora de la justicia.