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Descent of the Holy Spirit
Descent of the Holy Spirit upon Mary and the Apostles, Simon Haider, http://diglib.library.vanderbilt.edu/act-imagelink.pl?RC=57476
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April 16, 2023 - Second Sunday of Eastertide
Acts 2:14a, 22-32; Ps 16 (UMH 748); 1 Pet 1:3-9; John 20:19-31
Most of us will work in one of two directions this Sunday.
The first direction passes through Acts 2. In the first three Sundays of Easter, the lectionary trisects Peter’s Pentecost sermon. That’s because with Pentecost came a new grasp of history, the story of the apostles’ acts. Jesus’ last earthly words at the ascension form the scaffolding, within which Peter’s sermon and the rest of Acts were construct by Luke: “you will receive power when the Holy Spirit has come upon you, and you will be my witnesses in Jerusalem, in all Judea and Samaria, and to the ends of the earth.”
In this sermon, Peter set a gathered community of diverse strangers gathered in Jerusalem to the task of spreading the gospel story throughout Jerusalem and beyond. We should understand "Israelites" here in geographic (residents of Israel) rather than religious (Jews) terms. This keeps us from scapegoating all Jews as "Christ killers." By using "along with me" rather than "fellow," we avoid suggesting that Peter was preaching only to men, and we see that here, Peter was preaching not only to the residential Israelites listening, but also to the residential Israelite preaching.
Notice how the tone of this sermon shifts when it is less pejorative and more confessional in tone and construction. Perhaps this is behind the unimagined success of that day, and the plain lack of such today. “Us” bookends the Pentecost sermon. It begins with “us Judeans” and ends with “all of us are witnesses.”
The second direction for Sunday preaching passes through John 20, which is John’s recollection of the day of resurrection. We will have several more Sundays in Eastertide to struggle along beside the four evangelists about the difference between a resurrected Messiah and the ghost of one. (Between 43% and 60% of Americans today believe in ghosts). But, tucked away in the storyline of John 20 are more important whispers of the first Christian messages, preached by Jesus and the disciples.
Two things struck me, moving forward into a post-resurrection world. One was that, prior to today’s reading, Mary was the absolute first one to preach the good news, saying “‘I have seen the Lord,’ and she told them that he had said these things to her.” The other is that, compared to Peter’s Pentecost sermon, Jesus’s sermon was one word, “peace.” Not peace, the absence of war, but the positive fulness of “shalom.” It really is worth going back to more word origin study here.
Repetition is reinforcement. “Jesus said to them again, ‘Peace be with you. As the Father has sent me, so I send you.” Blessing leads to mission; but Jesus hadn’t even finished an average-length paragraph yet. “When he had said this, he breathed on them and said to them, ‘Receive the Holy Spirit.’” Receive the very “breath of God,” which had lurked around unnoticed, ever since it moved across the face of the deep before creation, and entered the human form, making the first living soul.
The ecclesia enlivened by that breath would then hold the keys to God’s great kin-dom, which is always being bought about by people who never witnessed the Messiah in the flesh, but who came to know that Messiah, because of God’s own breath, both within and among them. By the way, the disciples preached the second sermon in John 20, “We have seen the Lord.”
Aside from these two paths, Psalm 16: 9-11 is a poetic recounting of a life balanced between faith and action. We also find an awkward juxtaposition of “right hand,” which does not appear to be repetition. (v. 8 relates to David’s right hand, while v. 11 relates to God’s)
Finally, Peter begins their first letter with a strong benediction, or blessing, of God. Then, there is a hard pivot at the end of v.4, around the words “for you,” The remainder of the reading follows along that redirection, which led the early church through terrible persecution and suffering. Peter interpreted it as a testing of the young church’s faith. Then, the final two verses land the reader at an irony of faith. I think it could be challenging in a sermon to tease out Peter’s differentiation of “although” from “even though.”
The Rev. Jim Perdue is a retired clergy and missionary. He attends Grace Church in Des Moines and works as a volunteer organizer with AMOS (A Mid-Iowa Organizing Strategy).
“El viento de la paz”
Memorándum para los que predican
16 abril, 2023 – Segundo domingo de la Pascua de la Resurrección
Hechos 2:14a, 22-32; Salmos 16; 1 Pedro 1:3-9; Juan 20:19-31
Por el Rvdo. Jim Perdue
Traducción de Paul I. Burrow
La mayoría de nosotros trabajaremos en una de dos direcciones este domingo.
La primera dirección pasa por Hechos 2. En los tres primeros domingos de la Pascua de la Resurrección el leccionario triseca el sermón de Pedro en Pentecostés. Eso es porque con Pentecostés vino un nuevo entendimiento de la historia, la historia de los hechos de los apóstoles. Las últimas palabras de Jesús mientras estaba en la tierra en la ascensión forman los andamios dentro de que el sermón de Pedro y el resto de Hechos fueron construídos por Lucas: “recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra.”
En este sermón, Pedro pone a una comunidad de desconocidos diversos juntados en Jersualén a la tarea de difundir la historia del evnagelio en todas partes de Jerusalén y más allá. Debemos entender “israelitas” aquí en términos geográficos (residentes de Israel) en vez de términos religiosos (judíos). Esto nos causa evitar culpando a todos los judíos como “matadores de Cristo.” Por usar “junto conmigo” en vez de “hermanos/as,” evitamos sugiriendo que Pedro predicaba únicamente a hombre, and vemos eso aquí, Pedro estaba predicando no solamente a los israelitas residenciales escuchando, sino también al israelita residencial predicando.
Note cómo cambia el tono de este sermón cuando es menos peyorativo y más confesional en tono y construcción. Quizás esto es la causa del éxito jamás imaginado de aquel día, y la plena falta de eso hoy. “Nosotros” enmarca el sermón de Pentecostés. Comienza con “nosotros los judíos” y termina con “todos nosotros somos testigos.”
La segunda dirección para la prédica de este domingo pasa por Juan 20, la cual es el recuerdo de Juan del día de la resurrección. Tendremos unos domingos más durante la estación de la Pascua de la Resurrección para luchar al lado de los cuatro evangelistas acerca de la diferencia entre una Mesías resucitado y el fantasma de uno. (Entre 43 y 60% de norteamericanos hoy creen en fantasmas.) Pero, bien guardado en la trama de Juan 20 son murmullos de los primeros mensajes cristianos, predicados por Jesús y los discípulos.
Dos cosas me captaron la atención, progresando en un mundo después de la resurrección. Una fue, antes de la lectura para hoy, María fue absolutamente la primera de predicar las buenas nuevas, diciendo “había visto al Señor, y que él le había dicho estas cosas.” La otra es que comparada al sermón de Pentecostés de Pedro, el sermón de Jesús fue una palabra, “paz.” No es la paz que es la ausencia de la guerra, sino la paz positiva que es la plenitud de “shalom.” De verdad vale la pena de volver y hacer más estudio sobre el origen de palabras aquí.
La repetición es el refuerzo. “Entonces Jesús les dijo otra vez: —¡Paz a vosotros! Como me envió el Padre, así también yo os envío.” La bendición precede la misión; pero Jesús no había terminado aún un párrafo normal. “Y al decir esto, sopló y les dijo: —Recibid el Espíritu Santo” – el aliento mismo de Dios que había estado pero sin ser notado, desde que había movido sobre la faz de las aguas antes de la creación, y había entrado en forma humana, haciendo el primer alma que vivía.
La ecclesia avivada por ese aliento entonces recibiría las llaves al gran reino de Dios, el cual siempre está siendo creado por personas quienes jamás vieron al Mesías encarnado, pero quienes han llegado a conocer a ese Mesías, a causa del aliento mismo de Dios, ambos dentro de ellos y entre ellos. A propósito, los discípulos predicaron el segundo sermón en Juan 20, “¡Hemos visto al Señor!”
Aparte de estas dos posibilidades, Salmos 16:9-11 es una narración poética de una vida balanceada entre la fe y la acción. También encontramos una yuxtaposición torpe de “diestra,” que no parece ser repetición. (Versículo 8 relata al diestro de David, mientras versículo 11 relata al diestro de Dios).
Finalmente, Pedro comienza su primera carta con una bendición fuerte de Dios. Entonce, hay un pivote grande al fin de versículo 4, alrededor de las palabras “para vosotros.” El reste de la lectura sigue en esta dirección que guiaba a la iglesia primitiva por persecuciones y sufrimientos terribles. Pedro lo interpretó como una prueba de la fe de la iglesia primitiva. Entonce, los dos versículos finales traen al lector en una ironía de la fe. Creo que podría desafiante en un sermón entender el discernimiento de Pedro de “que” y “aunque.”
El Rvdo. Jim Perdue es clérigo y misionero jubilado. Asiste la Iglesia Grace en Des Moines y trabaja como organizado voluntario con AMOS (Una Estrategía de Organizar en el Centro de Iowa).